A un año de la renuncia de Benedicto XVI, el arzobispo Georg Gänswein, secretario personal de Ratzinger, traza un balance de su Pontificado. Y lo hace con Philip Pullella, uno de los responsables de la agencia Reuters. El Papa emérito, dice mons. Georg al periodista, «está en paz consigo mismo y con el Señor». «Se encuentra bien, pero ciertamente es una persona que tiene sus años. Se trata de un hombre físicamente anciano, pero el espíritu es muy vivaz y muy claro». Fue difícil ser el Papa después de Juan Pablo II. Una “provocación” del periodista a la que Gänswein responde de esta manera: «Yo estoy convencido de que el Espíritu Santo manda al Papa justo en el momento justo, y esto también vale para Juan Pablo, para Benedicto y para Francisco. Después del larguísimo Pontificado de Juan Pablo II, vivido en plena fuerza, por lo menos durante los primeros 20 años, y después los años del sufrimiento (público, visible y perceptible), se convirtió en el Papa una persona que vivió durante 23 años al lado de Juan Pablo, como ningún otro cardenal, y que tal vez era su más fiel y eficaz colaborador. No creo que el Papa Benedicto haya sido desafortunado. Después de 27 años de Pontificado, habría sido difícil para quien hubiera resultado elegido».
Los medios de comunicación, recuerda el entrevistador, nunca fueron tiernos con Ratzinger. ¿Existe algún resentimiento? «No», responde Gänswein, «en diferentes ocasiones fue doloroso ver que lo que escriben sobre la actuación no corresponde concretamente con lo que se hizo. Pero la medida de esa actuación no es la que después indican los medios de comunicación, sino lo que es justo ante el Señor y ante la consciencia». Incluso la historia, prosigue mons. Gänswein, al final le dará la razón.
Entonces, ¿cómo será juzgado el Pontificado de Benedicto XVI? Su secretario personal no tiene ninguna duda: «Yo estoy seguro, es más convencido, de que la historia dará un juicio diferente del que a menudo se leía durante los últimos años de su Pontificado, porque las fuentes son claras y dan agua clara».
En cuanto a la relación entre los dos Papas, Gänswein observa: «Desde el principio hubo un buen contacto entre ambos, y este buen comienzo se desarrolló y maduró. Se escriben, se llaman por teléfono, se invitan... El Papa Francisco ha ido varias veces al monasterio Mater Ecclesiae y también el Papa Benedicto ha estado en Santa Marta. Hay entre ellos, en diferentes niveles, un muy buen “feeling”».
El secretario del Pontífice emérito es el único prelado que tiene dos jefes en el Vaticano y tal vez es el primero en la historia que ha servido a dos Papas contemporáneamente. «Dicen -concluye- que tengo dos señores. En cierto sentido esto es cierto y añado que también es posible vivir con dos señores. Desempeño mi servicio en plena armonía con los dos Papas, tratando de fungir como puente entre ambos. Hasta ahora ha funcionado muy bien y espero que mis dos jefes estén contentos». ¿Un puente entre dos puentes? «Es un juego de palabras –observa mons. Gänswein–, pero en el fondo es justamente así».
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