GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Julio de 2014

Rumba corrida (II)

 

A fines de la semana  reuní  varios amigos que me halagan con la lectura de mis opiniones en este diario y el tema planteado fue la rumba corrida o sea el horario extendido para el funcionamiento de bares y similares; los conceptos son diversos especialmente apuntando a la seguridad; pero existen otros aspectos que incomodan a la ciudadanía, como el espectáculo que pueden ofrecer los trasnochadores por no decir borrachitos en la horas matinales, ante los ojos del ciudadano madrugador y laborioso, situación extensiva a los niños o jóvenes estudiantes. Otro punto hablaba de una ciudad trasnochada y sucia por la presencia de ebrios en las esquinas, con sus gritos, accidentes, grosería y manifestaciones ruidosas, en fin, muchas las quejas, no obstante existen algunos argumentos esbozados por los dueños de bares y similares que debemos sopesar. 

Con una hora de cierre fijada por las autoridades se obligan los establecimientos a clausurar actividades todos al  mismo tiempo, situación que golpea la seguridad por presentarse cierta  estampida de contertulios, saliendo a la misma hora del lugar, demandando transporte, servicio colapsado por lógica  y dando oportunidad a los delincuentes apostados en el sector,  esperando la mencionada hora fija y fijada por las autoridades, para acometer contra sus posibles víctimas; en  caso del horario extendido los clientes van abandonando expendios de licor a lo largo de la noche, dificultando la actividad delictiva y facilitando el transporte; estos conceptos tomados como muestra nos indican que hay ciertos criterios encontrados, que deben las autoridades explorar antes  de tomar decisiones definitivas.

Hoy los laboratorios del alcalde sobre el proyecto pueden brindar excelentes resultados, -claro- se sustentan en el control permanente de autoridades y ciudadanos, más el compromiso de dueños, administradores y empleados, quienes sabiéndose fiscalizados de cara al experimento, demuestran compromiso y mesura.  De  otro lado, el número de efectivos policiales destinados a este servicio, es insostenible para la institución, pues hoy el cubrimiento en hombres de  los  sectores estudiados es altísimo e imposible de soportar en el futuro, sin detrimento de la seguridad en otros sectores de la ciudad donde urge presencia policial, - punto de vista mío-, fruto de la experiencia, donde recomiendo, imparcialidad a las autoridades ante los resultados, y se opere el ensayo con la real capacidad institucional, de lo contrario en la práctica vendrán graves problemas para la policía, obligada a sostener una situación aceptada por un estudio distorsionado.

No quiero ser obstinado contra la medida, en diversas ciudades del mundo se maneja con solvencia y puede ser posible establecerlo en Bogotá, pero  controlando debidamente aspectos nocivos  como  el ruido, que es insoportable para  vecinos merecedores de  protección, y respeto,  lo que aconseja ubicar los establecimientos en zonas escogidas, alejadas de sectores residenciales, como  puntos comerciales (centros comerciales) o industriales.