El general Maza que encontré
“Mi defensa está sustentada en pruebas irrefutables”
LA semana pasada tuve oportunidad de visitar a mi general Miguel Maza Márquez y me encontré, contrariamente a lo pensado, un hombre optimista con su futuro, dispuesto a luchar la libertad y creyente en la justicia colombiana.
Me imaginaba hallar una persona apesadumbrada y abatida por los problemas que le ha causado la vinculación con el caso conocido nacionalmente, y que no voy a tocar para evitar caer en debates innecesarios, donde algunos opinan a favor del general, otros que sin tomar partido simplemente esperan el resultado de todo este rollo, guardándose los conceptos y posando de reflexivos un poco escépticos. El saludo fue muy fraterno, pleno de espontaneidad, diríamos casi con alegría, manifestando de entrada que, mientras los amigos, allegados y conocidos se aprestan a vivir una navidad en familia y paz, él, como los años anteriores se dispone a pasar estas fechas en prisión, aceptándolo estoicamente, pues sin importar el lugar, la reclusión no deja de ser una experiencia dura no sólo para la persona, también golpea el entorno familiar y social, pero se volvió costumbre hacer noticia por la época, ordenando la detención del general Miguel Maza.
Permaneció sonriente, bien puesto, atento, aunque en contra de su costumbre un poco más coloquial, haciendo apreciaciones sobre el devenir sociopolítico del país, muy preocupado ante las próximas elecciones, tanto a cuerpos colegiados como las presidenciales. Sabemos que es una persona bien informada en cuanto al devenir político del país, como consecuencia del pasado profesional que le permitió ocupar posiciones privilegiadas para acceder a información excepcional, prudentemente conservada y profesionalmente manejada. De manera que hablar estos temas con personajes versados en una delicia.
Se mostró algo molesto por la forma como se cumplió su orden de captura, pues esa presencia de autoridades en su hogar con el encargo de conducirlo no era necesaria. Recordemos -me decía- que “en otras ocasiones habían tenido cierto miramiento en la diligencia y con la sola notificación bastó para hacerme presente en el lugar destinado por las autoridades para mi permanecía, no había necesidad de tanta alharaca y andamiaje operativo. Pero bien, aquí estamos como lo ordenaron las autoridades prestos a responder ante los funcionarios de la justicia y mi país que es, en ultimas, lo más importante para mí, porque la familia tiene claridad meridiana del desarrollo procesal, lo que sustenta la tranquilidad compañera de mis pensamientos, permitiéndome seguir confiando en las justicias humana y divina“.
La estrategia defensiva –comentó- “está sustentada en pruebas irrefutables, difíciles de desestimar y el tiempo juagará a mi favor, porque no estoy dispuesto a seguir llevando esta cadena de infamia tejida en mi entorno por mis enemigos, que en últimas, lo son del país”.