GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Agosto de 2013

El Ministerio de la seguridad (II)

 

Retomando  el tema del nuevo Ministerio de la seguridad, insisto en la dificultades y problemas que saltan a la vista, animado por llamar la atención, hacia un estudio profundo, aterrizado y consciente como lo dije en mi nota pasada, no se trata de cambiar un articulito, sino de tomar  una decisión que trocará el panorama sobre seguridad y el andamiaje donde se sustenta la fuerza pública.

Desconozco si los impulsores del asunto, los proponentes o el proponente, se han detenido  a pensar cómo serían  los  regímenes  salarial y laboral del nuevo Ministerio, porque es bien sabido que variaría totalmente, y es imposible  desmejorar las condiciones actuales, sosteniendo la demanda laboral de la Policía; precisemos  que la fuerza pública tiene una disponibilidad  de 24 horas, efectiva y operativa, quiere decir, que los hombres bajo banderas tienen la obligación sagrada de estar en disposición permanente, para atender cualquier llamado del mando, asistiendo físicamente donde se requiera su presencia, colaboración o apoyo, sin importar los problemas que deban enfrentar. Los domingos y feriados para los hombres de la fuerza pública no son necesariamente días de descanso, el mando trata de respetar este respiro, y facilita el solaz en aras de la unidad familiar, pero por encima de estos  sentimientos está el llamado del deber al servicio ciudadano, a lo largo y ancho del territorio patrio, pues  es bien sabido que su cubrimiento es nacional. No obstante esta carga laboral, el paupérrimo régimen salarial es especial e  imposible de variar aun  emigrando del concepto  fuerza pública, vale decir,  no existen las hora extras, ni el pago de dominicales, esos logros laborales no se surten en el interior de las fuerzas, cuyo único incentivo es contar con 30 días de vacaciones al año, descaso al que se puede aspirar siempre y cuando la situación del país o las necesidades del servicio lo permitan, escenario aceptado estoicamente por los servidores del orden.

Se imaginan la policía cobrando los dominicales, cuando todos los domingos debe existir el servicio de vigilancia, y qué decir de los espectáculos nocturno, cubiertos por la institución en aras del orden y la seguridad de los asistentes, compleja situación.

Otro aspecto digno de estudio sería la Caja de sueldos de retiro, esta institución maneja los recursos de todos los retirados policiales y es operada, administrada y dirigida por oficiales muy  capacitados, activos o retirados, comprometidos con su acertado direccionamiento, por ser dolientes directos. ¿Se imaginan ustedes una persona ajena a los sentimientos institucionales  dirigiendo el futuro de   la caja? Y no olvidemos que los policías hacen grandes aportes a la Caja de vivienda militar, compartiendo con las Fuerzas Militares tan importante programa de vivienda, vale preguntar cómo quedaría este tema. De sindicatos ni hablar.