El agente de la DEA
La noticia sobre el asalto y muerte del agente de la DEA, James “Terry” Watson, ocurrida el jueves de la semana pasada, cayó como un baldado de agua fría para el país, el Gobierno y comunidad, incluida la embajada de los Estados Unidos. Nos encontramos frente a una situación bien complicada sobre todo para el concepto de Colombia en el extranjero, hecho frustrante luego de tanto trabajar buscando un perfil que muestre ese comprometimiento en la lucha contra la delincuencia que en los últimos tiempos alcanzó estándares bastante importantes.
¿Cuáles serán las repercusiones internacionales? Todavía no lo sabemos, pero debemos estar alerta, pues si bien el embajador Michael McKinley expresó que el crimen del agente es posiblemente el resultado de una agresión venida de la delincuencia común, convirtiéndose en hecho aislado, no es de buen recibo la muerte de un miembro perteneciente a la delegación diplomática y querámoslo o no, la prensa mundial se ocupara en la noticia perjudicando grandemente la imagen colombiana como lo venimos sosteniendo. Por otro lado la gran perdedora viene a ser la Policía, institución empeñada como la que más en la guerra contra este tipo de delincuencia y especialmente en frente al paseo millonario que parece ser el motivo de la agresión y muerte de James. La ciudadanía puede ser fedataria de los esfuerzos realizados a lo largo de los últimos años para acabar con este crimen, son varias las campañas efectuadas no solo en la capital sino en varios municipios alertando a la ciudadanía y previniéndola para evitar que caiga en manos de estos delincuentes, pero la población hace oídos sordos a los llamados de alerta, situación que dificulta el éxito en la labor policial. Entendemos el malestar del señor Presidente al saber la responsabilidad del Gobierno en estos temas internacionales, pero puede nuestro primer mandatario tener seguridad de la eficiencia policial y su compromiso con el esclarecimiento de los hechos que segaron la vida del investigador de la DEA.
Estamos convencidos de que la institución policial adelantará una investigación sin descartar ninguna de las hipótesis planteadas alrededor del crimen, entregando al país en el momento oportuno, meridiana información respecto a lo actuado. La lección es clara y vendrá desde el mando, un llamado de alerta a la ciudadanía, urge acabar definitivamente con este delito, mediante un frente común; en momentos aciagos la colaboración, el apoyo y compromiso de las fuerzas vivas han sido decisivos para atacar patologías criminales; este instante amerita acción, comenzarán las campañas de prevención, la organización de los taxistas en grupos de información, el implemento de tecnología, la dinamización de las comunicaciones, la profesionalización y control a conductores, la identificación de vehículos, el control del gemelo y el despliegue de inteligencia contra estos delincuentes.