PRISMA
Recuperación de sectores
“Policía no es culpable del comercio informal”
Reconociendo la infinidad de temas para esta semana, mi tendencia a escribir sobre seguridad ciudadana me impide abocar otros escenarios y por lo tanto trataremos de enfocarnos en las actividades de los nuevos alcaldes frente al reto que tiene la seguridad en sus jurisdicciones. La mayoría de los burgomaestres, con el de Bogotá a la cabeza, iniciaron su labor recuperando el espacio público, actividad aplaudida por el comercio formal, comunidad educativa y todo tipo de residentes. Una diligencia espinosa que demanda mucha planeación, pues antes de iniciar los operativos para el desalojo, las autoridades deben contar con suficiente información. “Que no se vaya a equivocar la ciudadanía”, en este terreno es imposible improvisar, porque el riesgo es grande y las consecuencias pueden ser nefastas. Se trata de una tarea complicada por el costo en imagen, desgaste político y protesta social. Los desalojados deben tener alternativas, pues la misma ciudadanía que disfrutará de los andes y espacios públicos, en la mayoría de ciudades invadidos por comercio informal, se molestan ente operativos policiales y demandan los procedimientos, no obstante estar direccionados a retirar estos comerciantes de lugares no autorizados para el negocio callejero, por tratarse áreas destinadas al servicio ciudadano. El desgaste mayor, claro, lo carga la policía que debe enfrentar el reclamo, la protesta y hasta la agresión de los vendedores ambulantes.
En este punto permítanme unas reflexiones. Militan en la política personas muy responsables, administradores consagrados y comprometidos con el electorado, que velan por el espacio público y durante sus administraciones, sin importarles el costo, toman medidas impopulares pero efectivas para la ciudad y ciudadanos que gobiernan. He sido testigo de administraciones que entregaron ciudades totalmente organizadas y liberadas de entidades informales que tanto golpean y dificultan el manejo de la seguridad, triunfos que nuevas administraciones, con diferente enfoque y políticas cambiantes, se encargan de derrumbar. Qué tristeza para la comunidad, la policía y las eficientes admiraciones, ver cómo un trabajo de gran esfuerzo se pierde por intereses particulares.
¿Por qué hay vendedores ambulantes? Tenemos un sinfín de respuestas que Dios quiera en el futuro, con la anhelada paz desaparezcan. Pero independiente de esas razones, lo cierto es que una ciudad organizada, bien planeada, provechosamente desarrolla y eficientemente administrada no tiene por qué sufrir de estos lastres. Las personas enmarcadas en actividades comerciales y similares deben contar con sectores organizados, previstos para este tipo de negocios respaldados en vías, parqueaderos, seguridad, aseo, orden y gerencia.
No es justo que la policía sea responsable de la presencia en las calles de comercio informal porque no tiene la capacidad para actuar ni el respaldo administrativo que le permita retirar, conducir o judicializar esta actividad. Sin embargo es el instrumento represivo, disuasivo y de fuerza para encausar la situación.