Toca seguir Ricardo
Hace algunos años fui destinado como agregado de policía a un país centroamericano, allí conocí un caso que me sorprendió y recapacité que la ignorancia crasa, enfrenta actuaciones salidas de toda lógica. Aquí mi relato -un miembro de la policía sin ningún escrúpulo, en procedimiento rutinario esquilmó del dinero a cierto ciudadano objeto de requisa, el perjudicado al día siguiente se presento ante los jefes del policía, instaurando la consabida denuncia, esperando devolución de su capital y el procedimiento sancionatorio para el responsable-, hasta ahí todo marchaba encuadrado en el orden y la razón -el funcionario encargado de recibir la querella le pidió al quejoso una nueva visita a las instalaciones policiales una semana después, para ratificación-, ¡atérrense¡ El denunciado buscó al denunciante y lo mató, evitando que se presentara a la diligencia de ratificación, seguramente soñaba con desaparecer la prueba, ¿digan si no es espantoso el desenlace de la historia? Muestra de oscurantismo, atraso y qué sé yo, cómo puede pensar una persona que acabando con la vida de un ser esconde sus faltas o delitos, en fin, impresionante el relato ¿verdad?
Traigo este cuento porque el atentado contra Ricardo Calderón, periodista investigador de la revista Semana, no puede ser el par de la anécdota, es imposible que los delincuentes acosen o atenten contra las personas que los inquieren o indagan, a sabiendas de que la lógica los identifica o señala como potenciales autores, ¡nconcebible¡ Pues lo indico en mi narración, el delincuente pensó desaparecer la prueba recurriendo al homicidio, alternativa torpe, pero acéptenla en gracia de análisis, con pueblos un tanto retardados en materia investigativa, cosa diferente a Colombia, un país curtido por investigaciones, donde las instituciones encargadas de pesquisas delictivas cuentan con expertos, medios, leyes e inteligencia; es imposible creer que pasara inadvertida esa posibilidad. Los sucesos no me dejan mentir, y vemos cómo todas las sospechas recaen sobre los blancos cubiertos en investigaciones que adelanta Ricardo. Tengo el pleno convencimiento de que pronto sabremos el origen, fin y responsables del hecho, porque la agresión fue efectuada por hombres conocedores del manejo en este tipo de actos, pero fallaron y debieron dejar un número representativo de pistas, que incorporan valor incalculable para los investigadores, quienes no dejarán ninguna hipótesis suelta, entre las que debe figurar la intención de dirigir la atención hacia lo evidente, y no hacia otros blancos igualmente importantes donde Ricardo adelantaba estudios tan valiosos para el periodismo, como los que hasta hoy conocemos y toca continuar
Estos protagonistas de violencia se quedaron en épocas pasadas, no han entendido la crisis hija de sus actos, el valor de nuestros comunicadores y el peso de la ley, hoy las cosas son a otro precio. Ojalá la investigación sea pronta para bien de las instituciones y el país.