PRISMA
Futuros alcaldes pensando en seguridad
La semana pasada se organizó en Bogotá un debate sobre la seguridad de la ciudad, buscando escuchar los propósitos o planes de algunos candidatos a la alcaldía del Distrito Capital; saludable estrategia, muy beneficiosa para la ciudad, tanto que sería aconsejable se repitiera el ejercicio por lo menos en todas las ciudades capitales del país, pues permite sopesar mas allá de un discurso donde se pueden hacer miles de promesas, el verdadero pensamiento e inquietudes del futuro burgomaestre, ¡sobre todo más del qué, saber él cómo!
De Bogotá tenemos muchos conceptos y cada parroquiano se expresa de acuerdo con su percepción de seguridad, dependiendo si ha sufrido percances, o ha sido víctima de los diferentes tipos delictivos presentes en la capital, por lo tanto la más golpeada es la sensación de seguridad, que cubre todo el conglomerado aun sin ser objeto de vándalos, el solo rumor mueve ese sentimiento intimidatorio en la ciudadanía, jugando en contra de los intereses y preocupaciones de las administraciones y su policía que luchan por brindar tranquilidad en la jurisdicción. Pero bueno, recogiendo algunas ideas de los asistentes vemos cómo coinciden, por ejemplo, en el número de efectivos para cubrir el servicio en la capital, y en verdad nunca estaremos de acuerdo sobre cuál es la cantidad ideal, es mas no creo que exista, algunos estudioso fijan porcentajes que no se pueden aplicar, porque las capitales tienen un sinnúmero de aspectos que las diferencian entre sí, en algunas poblaciones pueden ser controladas grandes concentraciones con pocos hombres dada su idiosincrasia y costumbres, otras necesitan inmensas cantidades de efectivos para vigilar pequeños grupos; mi concepto es, calidad por cantidad ¡es mejor pocos buenos que muchos regulares!
Se habló de involucrar la policía cívica y recurrir a policías retirados, nos falto ¿cómo? Les quiero recordar que las policías cívicas no son autoridad, como tampoco lo son los hombres en uso de buen retiro, de manera que buena la idea pero ¿cómo se cristaliza? En fin, no quiero posar de aguafiestas, solo llamo la atención aportando algunas inquietudes. Cosas buenas: la creación de secretarías de seguridad, relevan el secretario de Gobierno de un apéndice molesto y queda la seguridad en cabeza de un funcionario de dedicación exclusiva, con misión clara; el código de policía es urgente, se trata de una herramienta irremplazable en la vida ciudadana y el actual pide a gritos ajustes, pero ojo sin severidad y disciplina no se puede encauzar una urbe, las acciones sociales para aplicar como insumo preventivo tienen todo el sentido policial
Por último, los hombres destinados a poblaciones cosmopolitas, necesitan un refuerzo en su formación, que los capacite para prestar un servicio en circunstancias diferentes y es obligación de la administración, con los mandos, brindar esa capacitación.