GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Septiembre de 2014

Problemas en San Andrés

 

Que tenemos inconvenientes en San Andrés no se discute, pero es una verdad cantada pues atesoramos un triste aprendizaje que nunca hemos aprovechado, la situación en el archipiélago es fiel copia de lo sucedido en otras regiones del país, que no nombraré por evitar ahondar heridas, ni ser reiterativo del infierno que vivieron esas urbes al permitir la entrada del narcotráfico a sus territorios, compartiendo  los dineros venidos del delito, para más tarde sufrir la consecuencias en vidas, economías y desarrollo, repito de eso poseemos vasta experiencia.

Se sabía que la isla podía ser utilizada como corredor del narcotráfico hacia Centroamérica, las organizaciones de narcotraficantes en su afán de buscar rutas no podían desconocer la privilegiada  ubicación de San Andes; es bueno recordar los grandes decomisos efectuados por las autoridades en esas aguas y el  curioso crecimiento comercial de la isla, que no obstante ser próspero de años atrás con el estímulo del  contrabando, en los últimos tiempos creció hacia  diferentes actividades económicas. Pero consideremos pormenores pues por fortuna, la avidez y codicia de los narcotraficantes, siempre los lleva a romper los esquemas de moral y buenas costumbres, induciéndolos a cometer desmanes, oprobios y excesos que alertan e incomodan a la sociedad compuesta por gente honrada; es la primera muestra calcada de otras ciudades como lo venimos diciendo, luego viene la corrupción de las autoridades, estrategia que toma tiempo por los relevos en la fuerza pública y los cambios de hombres en  controles administrativos, a más de variaciones  en representantes de la justicia, pero el objetivo con el paso de los días se logra; no quiero decir con esto, que no existan funcionarios honorable y decentes, pero  pocos corruptos son suficientes para los planes de estos antisociales. A lo anterior sumémosle enfrentamientos entre narcotraficantes, resultado lógico de la ambición y ansias de poder, dejando al paso una huella de muerte, situación que ¡ojo¡ no tarda en hacer presencia por el archipiélago.

No es tarde para enfrentar el problema, el territorio es pequeño, la comunicación entre las fuerzas vivas es fácil, la alianza de sociedad y comunidades es posible, ¡basta a más de medidas gubernativas y judiciales!, un consenso regional,  algo  de firmeza,  estrategias bien definidas con objetivos establecidos y el liderato de autoridades acompañadas de fuerza pública, para neutralizar actividades delictivas en la isla. No es necesaria más fuerza pública, es mejor el apoyo en tecnología e inteligencia, los controles de entrada y salida a San Andrés deben estar a la orden del día como lo debe estar el censo de ciudadanos por oficios, profesiones y actividades. Es un compromiso de todos por todos. Para la fuerza pública es un honor servir en San Andrés, por lo tanto el compromiso es mayor ante sus instituciones y el país.