GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Mayo de 2014

PRISMA

Hablemos de espionaje

Es  inherente al ser humano saber cómo y qué piensan sus  congéneres, al igual  conocer su forma de actuar; la curiosidad nació con el hombre y  creció a la par de los intereses  personales, por lo cual no debe  extrañarnos la lucha inquiriendo  información desatada alrededor  del  mundo.

El espionaje se inicia al calor del hogar, en diferentes rumbos y por disimiles motivos, aseveración irrefutable y verdadera; las madres, por ejemplo, sin mayores  prácticas ni enseñanzas, de forma empírica se van constituyendo en espías imperturbables del acontecer en las vidas de sus hijos, sus ojitos son centinelas permanentes, el olfato se desarrolla y el oído permanece alerta captando señales que puedan conducir a  mensajes de alerta, pues la  condición de conductora y formadora de sus hijos es razón más que suficiente para desarrollar esta labor tan valiosa familiarmente, pero  invasiva a los sentidos del párvulo, y  ni qué decir de la vida matrimonial donde existe una constante alerta, basada en los comentarios y  murmuraciones propias de la envidia u otros sentimientos. Pero no vamos a detenernos en estas consideraciones,  tomémoslas como referencia coloquial.

Lo importante no es el espionaje en sí, como lo demostramos anteriormente, lo trascendental es el fin perseguido por quienes se responsabilizan de estas actividades y los métodos empleados para lograr los objetivos propuestos,  puesto que  frente  al   proyecto cualquier medio utilizado es aceptable y los dineros destinados a la causa, siempre serán bien empleados  a  ojos del interés  personal o institucional. La historia está salpicada de  leyendas que dan razón de grandes espías jugando papel protagónico en guerras y conspiraciones palaciegas, unas apalancadas en traiciones, aquellas  sustentadas en amores, pero todas perseguidas y combatidas, aun castigadas con la muerte por  innobles. Los espías son  personas capaces de jugar un papel de bienhechor o felón magistralmente, por ostentar esa condición fundamental.

Ahora, el espionaje que siempre será condenado universalmente, en nuestro país y por este tiempo juega un papel altamente nocivo para todos los estratos y en cualquiera de los escenarios,  entendemos  que el espionaje produce información, solo eso información fría y cruda, la que debe ser sometida a inteligencia, donde se analizan y evalúan los datos recolectados, sin ese tamiz que permite aterrizar los conceptos, es peligrosísimo dar a conocer  datos, fechas, nombres o situaciones, pues con la investigación profesionalmente adelantada,  cambiará el panorama  de los hechos presentados con pocos reparos. Hoy tenemos enfrentadas dos nociones básicas, la seguridad  que ha permitido ciertos desmanes,  y violación a la intimidad, que dificulta un tanto labores investigativas necesarias en contextos delictivos. Pero entendamos que actualmente la tecnología es soporte de la investigación, las cámaras ubicadas en diferentes puntos estratégicos de las ciudades, son  controles disuasivos, lo otro, el asalto a los equipos, es espionaje falto del complemento analítico sin el cual cojea.