GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Octubre de 2013

PRISMA

El principio de autoridad

Todo  ciudadano identifica en el policía un representante de la autoridad, a quien se debe respetar, acatar y obedecer, pues sus indicaciones siempre van dirigidas al buen vivir y observancia  de   la ley; generalmente los ciudadanos que acatan los principios rectores fijados por el acertado comportamiento social, tienen poco contacto con  representantes del orden, salvo amenazas a su integridad o propiedades, situación que los obliga mediante clamor  a  demandar  la presencia y apoyo  policial, de lo contrario, vivirán alejados del diario trajinar institucional y aun delincuencial, convirtiéndose en beneficiarios silenciosos  del  servicio policial. Por esto, no comprenden ese estado de enfrentamiento, que se ha venido dando entre policía y grupos de ciudadanos, que se resisten a cumplir la ley, alterando el bienestar  del conglomerado, que demanda  presencia policial ante desmanes, protagonizados por vecinos convertidos en objeto de amonestaciones, o llamados de atención, provenientes de  representantes del orden en respuesta a queja ciudadana pidiendo defensa por sus derechos.

Sobra razón en los habitantes y es menester hacer un somero análisis del motivo u origen de esta situación. Seguramente no lograremos claridad meridiana pero embarquémonos en la aventura, y aportemos piezas al rompecabezas. El desconocimiento de los derechos y sus límites claman por instrucción, enseñanza que debe venir de familia, porque vivir en comunidad demanda valores y compromisos, o sea la educación es ajena a estos seres, la exaltación acompañada del escaso respeto por la autoridad, unida al concepto anterior potencia una situación de agresividad descontrolada hacia todo lo que indique censura y autoridad, impulsando los ciudadanos desadaptados a utilizar la violencia como método de solución, y si a este caldo de cultivo le agregamos la convicción de no ser agredidos por  la autoridad, encontramos una motivación para  irrespetar la ley y sus representantes. De otro lado los ciudadanos objeto de procedimiento policial, hoy por hoy recurren al cacareado argumento del exceso o extralimitación de los uniformados, omitiendo en la protesta su renuencia a colaborar con la actuación oficial, cuando no las ofensas, amenazantes de recurrir a los superiores parientes o amigos; viene la aclaración, los policías delincuentes son investigados y sancionados ejemplarmente a la vista del país, igual  pasa con aquellos extralimitados en sus funciones, ahora preguntamos y los ciudadanos que han perdido el respeto no por el hombre policía, sino por la ley ¿qué? ¿El poco  respeto  que ciertos ciudadanos sienten por la autoridad cómo se va a rescatar? No podemos seguir viviendo  momentos deplorables y poco ejemplarizantes para la juventud.

En otros países el solo procedimiento policial establecido denota una total autoridad y respeto por el representante de la ley, el ciudadano intervenido pierde potestades quedando  bajo control y solo agotado el formalismo, control interno interviene si es del caso.