General (r.) Luis Ernesto Gilibert V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 1 de Abril de 2015

PRISMA

¿Y las drogas?

Por estos días de Semana Santa, que tanto invitan a la reflexión, me gustaría llamar la atención sobre el problema de las drogas ilícitas que tanto preocupan y mal han causado, hasta el punto de hablarse hoy  en términos terapéuticos paralelos a la legalización.

Los conceptos son variados y muy respetables aunque algunos extremistas, por ejemplo, decir que la lucha contra las drogas representa un fracaso mundial es exagerado y desafortunado, pues sin contar las victimas de toda índole que la confrontación ha generado, los logros en neutralización del trafico, expendio, comercio y consumo son monumentales, ¿qué hubiera sido de la humanidad, especialmente la juventud, si los países y gobiernos no hubieran enfrentado este reto con dedicación, comprometimiento y recursos? Pienso que muchos ciudadanos del mundo al igual que yo discrepan de este concepto, pues puedo dar fe de los grandes éxitos y victorias en esta lucha -que no guerra-;  esta desgracia mundial unió países y gobiernos en este esfuerzo, esa combinación de voluntades permitió cerrar filas contra la drogadicción, que se convirtió en principal preocupación de familias, grupos sociales y los mismos gobernantes; cundo se consiguió entender e identificar al drogadicto como enfermo y no delincuente, los conceptos cambiaron y el enfoque varió, pero el reto en lo relativo al cultivo, traslado y comercialización debe continuar, de lo contrario sí podríamos hablar de fracaso, esto es un desafío amplio y una lucha prolongada. Tengamos en cuenta que la producción es mundial y está diseminada como su consumo y comercio, contingencia enorme para coordinar estrategias o programas de control. No quiero posar de triunfalista pero aventurémonos a recoger conceptos de núcleos sociales donde se enfrentó la problemática, solo en Colombia para no agrandar la muestra, conoceremos de primera mano historias de heroísmo en todos los sentidos, madres enfrentadas al narcotráfico, padres comprometidos con la rehabilitación de sus seres queridos y organizaciones altruistas dedicadas sin el menor interés a la recuperación de zonas enteras destinadas al cultivo; el mundo es consciente del problema  por lo tanto esto no puede ser un fracaso, que hay mucho por hacer frente al poder económico y corruptor del narcotráfico, ¡es verdad! Pero todavía existe gente decente interesada  en aportar su  capacidad en aras del control sobre los narcóticos.

La estrategia de legalizar las drogas es eso, una estrategia y ahora la matizan con la filosofía terapéutica dándole mejor presentación; todas las alternativas son valederas frente al asunto y es saludable explorarlas, pero querer descalificar una confrontación universal por no lograr acabar con la producción y consumo de estupefacientes a escala mundial, es una   ofensa a los países, una ultraje a las personas y la memoria de los mártires. Los invito a reconocer la experiencia y enseñanzas que deja la lucha.