A Raúl Antonio Nausán
“Otro gran policía que ofrendó su vida cumpliendo el deber”
No podemos negarlo, es muy duro para los mandos y el personal tanto en actividad como retirado, enfrentar el dolor que produce la muerte en actos del servicio de hombres y mujeres pertenecientes a la policía. Si miramos desprevenidamente las estadísticas nacionales, encontraremos un sorprendente número de policías muertos en cumplimiento del deber. No es solo el alevoso ataque de los armados ilegales, llámense Farc, Eln o bacrim, quienes asaltan puestos de policía o emboscan patrullas en las zonas rurales, sino la delincuencia organizada y común en todas sus modalidades, que no se ahorran en agredir los adalides que en defensa de la ciudadanía, salen al paso de actuaciones delictivas tendientes a timar comunidades de bien, desprovistas de potencial para defenderse de violentas agresiones contra su integridad o pertenencias.
Raúl Antonio Nausán fue un hombre que luchó su carrera a lo largo de muchos años, pues en un comienzo perteneció a los mandos medios y con esfuerzo logro escalonar el grado de oficial, tarea nada fácil en la institución. Pocos hombres han alcanzado ese privilegio, pero Raúl lo conquistó y siguió luchando sabiendo que las metas estaban todavía lejos y el camino era complejo. Es por ello que debemos rendirle un homenaje de reconociendo, admiración y respeto. No se trataba del joven subteniente fogoso recién egresado de la escuela, que impulsado por la juventud, ávido de experiencias e inspirado por el juramento de servir al país y sus compatriotas actúan sin medir las consecuencias de la osadía propia del párvulo institucional. Estamos frente a un ser maduro por el mismo servicio, conocedor de los peligros y responsabilidades de su misión en defensa del ciudadano desprotegido e inerme, un hombre con plena conciencia de la situación, enfrentando delincuentes y defendiendo las pertenencias e integridad del núcleo comercial, víctima de estos malhechores. Raúl, aun estando herido de gravedad, asombrosamente continuó la persecución hasta las últimas consecuencias: perder su vida.
La policía tiene muchos “Raúles” en todos los niveles. Son hombres y mujeres que no escatiman esfuerzo ni oportunidad para “inmolarse” en el altar institucional. Como lo dije en principio, cada día tenemos un héroe más, otra familia enlutada y una institución lastimada y los mandos se duelen porque la cadena es infinita y la procesión hacia el sacrificio continúa. Esa es la institución Policía Nacional, atacada con inclemente seviciapor personas que se empeñan en desconocer la grandeza de sus hombres; son críticas apoyadas en actuaciones venales protagonizadas por seres faltos de compromiso o débiles de carácter, donde se pone en tela de juicio la institución, no los hombres. Los policías no son perfectos y existen protervos, pero la gran mayoría son “Raúles”, prestos a servir y morir por un ideal: la paz y seguridad de Colombia.