‘Ollas’ y bares
Dos temas bien importantes de esta semana, el uno tiene que ver con la arremetida contra las ‘ollas’ o centros de operaciones del narcotráfico, ubicadas a lo largo y ancho del país, porque no solo se encuentran en las ciudades principales sino que se extienden a urbes de segundo nivel, donde se vive una zozobra permanente por su presencia, pero por fortuna las autoridades tienen clara la situación y la lucha se extenderá a todos los rincones patrios donde haga presencia este comercio.
A escala nacional se habla de las ‘ollas’ y la ciudadanía mira hacia concentraciones como lo que fue el Cartucho y otras calles, convertidas en centros inexpugnables de vicio y demás corruptelas, influidas por comercios delictivos de toda índole y gran expendio de drogas, olvidando algunas que podemos llamar ‘ollitas’, por estar ubicadas estratégicamente en algunos barrios de diferentes ciudades, operando con la mirada quejosa del ciudadano correcto y fastidiando a todos los vecinos del entorno, que presencian cómo funcionan estos negocios, denunciados tímidamente por miedo a represalias, sin obtener respuesta satisfactoria, seguramente los lectores tendrán conocimiento de esta situación agobiadora para el ambiente social de muchas urbes; llamo la atención sobre este micro-tráfico buscando despertar el interés de las autoridades invitándolas a colaborar con la policía en esta lucha que por ser menor, no es menos importante, pues para lograr éxito se debe actuar con lo mismos patrones utilizados en las grandes ‘ollas’; hablo de inteligencia, judicialización, resocialización del lugar, en fin, entender que estos mini-expendios han dado vida a las grandes ‘ollas’, situación que se seguirá repitiendo de no atacar esta raíz.
El otro tema está dirigido al sellamiento y cierre de bares. Debo aplaudir el operativo adelantado en Bogotá por la Policía y autoridades distritales, contra establecimientos nocturnos que no cumplen con las normas, en estos lugares se presentan toda clase de escenarios nocivos para la tranquilidad, paz y seguridad, podemos iniciar quejándonos al observar el expendio de bebidas embriagantes a menores de edad, qué decir de los licores adulterados, altamente peligrosos, sin olvidar la prostitución de menores y mil patologías más nocivas especialmente para la juventud. Urge legislar más severamente en cuanto a requisitos de funcionamiento para estos lugares, qué bueno sería profesionalizar las personas que laboran en bares, cantinas, billares y demás, expendiendo licencias soportadas en determinado estatus técnico o pericial exhibido por los dependientes, administradores y dueños. Estos operativos deben continuar en toda la ciudad, entiendo que demanda un gran esfuerzo laboral de las personas, invadiendo sus horas de descanso y comprometiéndolos con operativos ajenos a su cotidianidad pero bien vale la pena, porque encauzarán el control y los resultados beneficiarán a toda la ciudanía. Este modelo debe implantarse en otras ciudades contando con el compromiso municipal.