Propuestas inoportunas
La expectativa sobre los diálogos de paz en Cuba tiene al país en ascuas, todo el mundo quiere saber cómo van las negociaciones, qué se ha logrado adelantar, hacia dónde apuntan los avances y qué comentan los medios, situación lógica, pues la esperanza es grande, tan grande que plenos de confianza hoy se habla del posconflicto y eso es buena seña, demostrativa del respaldo ciudadano al proyecto por lograr la tranquilidad en nuestra Colombia, es evidente el convencimiento que tiene el pueblo de la prisa por la paz, casi se ha conformado un bloque llamado Colombia con su Presidente a la cabeza, impulsados por el deseo de lograr el fin de la confrontación, solo esperamos que en el interior de Las Farc suceda lo mismo y cada guerrillero piense en llegar al término del conflicto, para regresar a la civilidad
Pero tengo una preocupación nacida de ciertos conceptos escuchados en diferentes entornos, donde se especula con la distribución de las Farc una vez terminadas las negociaciones y acordado todo. Los colombianos tenemos la alineación ideal de la Selección Colombia, sabemos quién será la nueva Señorita Colombia días antes del reinado, y aun sin conocer las encuestas le apostamos al éxito partidista en elecciones; con estos antecedentes es fácil escuchar vaticinios y posturas inoportunas, convertidas en propuestas o cábalas, asegurando que la cúpula, dirigencia o el secretariado, pasará en su mayoría al Congreso, los restantes conformarán grupos de trabajo o apoyo a la labor legislativa, aún no se atreven a fijar números ni cuotas, pero el Capitolio es una meta fija, en cuanto al grueso de los hombres se dividirán en dos, unos reinsertados y otros disidentes, los primeros recibirán capacitación en distintas artes, trabajos y disciplinas para poderse desempeñar laboralmente, industriales, comerciantes y demás empresarios abrirán sus puertas, para dar cabida u oportunidad a estos hombres interesados en incorporarse a la sociedad, los segundos aseguran los cabalistas, regresarán al monte y seguirán transgrediendo la ley como delincuencia común, claro que no se atreven a fijar porcentajes. Duras conjeturas e inoportunas, debemos reconocerlo, pero son el fruto del pensamiento ciudadano, sería muy saludable que el Gobierno dejara ver algunas luces en ese sentido, para lograr consenso y compromiso en lo relativo al segundo grupo que es el más preocupante.
No sería descabellado programar una lluvia de ideas ciudadanas o mesas de trabajo, buscando un destino decente, estable y beneficioso para estos hombres, las universidades podrían adelantar foros de estudio investigando alternativas y las mismas organizaciones de empresarios barajar posibilidades, es mirar al posconflicto con proyección, evitando a los ”libre pensadores” hacer lucubraciones de cara al destino. Al último grupo, el disidente que de seguro existirá y rogamos sea minoritario, lo enfrentará la fuerza pública con sus recursos y respaldo de la ley.