General (r) Luis Ernesto Gilibert | El Nuevo Siglo
Miércoles, 13 de Mayo de 2015

PRISMA

Honores al cabo Edward Ávila

Con motivo del día de las madres se organizan en el país infinidad de actos dispuestos por las familias, queriendo homenajear a sus progenitoras, actividades que por fervor reúnen a muchas personas y grupos de amigos alrededor de las cabezas de hogar, y claro, en esta ocasión era imposible eludir en esos homenajes, el comentario sobre el ataque en el municipio de Convención, Norte de Santander, perpetrado por el Eln, mediante una mina antipersonal activada el miércoles de la semana pasada, por Edward Ávila Ramírez suboficial del Ejército, hecho que logró, por sus características repugnantes, llevar tristeza y dolor a hogares colombianos desluciendo la mencionada celebración.

Duro y difícil tema, ya en otras oportunidades los integrantes de la reserva activa han debido sobrellevar este tipo de escenarios, generados por ataques subversivos a unidades de diferentes instituciones, y en variadas ocasiones los hombres que hemos vestido el uniforme de la fuerza pública, fuimos exhortados a opinar, y … pues…, por falta de información, acompañada de prudencia, obramos con mucha cautela en exámenes, razonamientos y reflexiones de los hechos, posición que nos blindó frente a los interrogatorios, venidos de la curiosidad o malestar generado en los ciudadanos, ante actos criminales como el que nos ocupa.

Pero en esta ocasión las cosas fueron a otro precio, tanto que varios miembros activos o en retiro de las fuerzas nos comunicamos, para sopesar la situación y comentar los términos utilizados por la gente del común, sobre las heroicas reacciones del cabo Ávila Ramírez; una señora me sorprendió al preguntarme ¿de qué están hechos los hombres de las fuerzas? ¿Cómo es posible? que enfrenten ataques, asaltos, emboscadas y sigan en ese trabajo tan duro a más de riesgoso, cómo piensan y por qué no claudican? ¿Se imaginan mis respetados lectores el sentimiento de patria y suficiencia que invade el corazón ante ese tipo de comentarios? Sumándole para mayor orgullo, las declaraciones del cabo Ávila publicadas en los medios escritos y hablados, demostrando entrega y profesionalismo, resistiendo la adversidad con entereza, posición que provocó mayor admiración e identidad del conglomerado, con aquellos hombres que visten los uniformes de la patria, en verdad es fácil encarar estos comentarios “a veces mordaces, otros malintencionados” cuando tenemos un trofeo de esos quilates entre los miembros de la gloriosa fuerza pública de Colombia, qué orgullo. Nuestro reconocimiento perenne para Edward Ávila Ramírez, padre, hijo, esposo y soldado ejemplar, modelo de fortaleza y divisa para sus hombres.

El resto, la exposición de los despojos humanos del cabo Ávila por parte de la guerrilla, es la vergüenza del Eln, ningún combatiente, en ninguna circunstancia, hace trofeos con este tipo de escenas, irrespetando las victimas y retozándose con el encarnizamiento, estos asesinos solo despiertan desprecio por su cobarde acción.