Gaitán y el 9 de abril de 1948 | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Abril de 2024

Era la una de la tarde cuando Jorge Eliecer Gaitán salía del edificio Agustín Nieto, ubicado en la carrera 7 con calle 14, donde quedaba su oficina, iba a almorzar acompañado por unos amigos, cuando un sujeto llamado Juan Roa Sierra, un desadaptado social y desequilibrado mental, esotérico y rosacrucista, con delirios de grandeza, arremetió contra el líder del pueblo, propiciándole tres disparos que acabaron con la vida del caudillo. El pueblo reaccionó bajo el grito de: “mataron a Gaitán” y Bogotá se incendió, al asesino lo tomó la turba y lo lincharon arrastrándolo desnudo hasta el palacio presidencial produciéndole la muerte.

MI padre, German Arango Escobar, liberal, quien era amigo político y personal de Gaitán, habiendo sido parlamentario del gaitanismo y cofundador del periódico “Jornada”, medio periodístico del movimiento gaitanista, me contaba los hechos, sucesos y consecuencias de ese aciago 9 de abril que cambio la historia de Colombia, con repercusiones aun 76 años después de ese día.

EL crimen de Gaitán al parecer no tuvo motivos políticos como se gritaba, no fueron los conservadores, ni la misma oligarquía liberal quien lo mando a matar, como se especuló por mucho tiempo, así lo confirmó la comisión investigadora, fue un plan individual de aquel hombre desequilibrado y angustiado, ferviente admirador de Gaitán quien lo buscaba pidiéndole ayuda para un trabajo, al parecer fue menospreciado por el tribuno del pueblo, hecho que le causo profundo dolor y decepción, motivándolo a cegarle la vida por traición a lo que pregonaba, pero no cumplía, pues a Gaitán según me contaba mi padre, le molestaba que la gente se le acercara, no le gustaba que lo tocaran, mantenía distancia y actuaba con displicencia y arrogancia, lo que contrastaba con el discurso que emitía.

Gaitán quien era un extraordinario orador, hombre culto e inteligente, era un burgués con modales finos, de buen vestir y vivir, usaba prendas europeas y su aspecto físico impecable, le encantaba la buena vida, la buena mesa y gustos refinados, aunque sus orígenes si eran humildes, hijo de una maestra y un librero del barrio Egipto. Pero él era persona superada, se hizo abogado de la universidad Libre, de la cual fue rector más adelante, realizo un doctorado en la Real Universidad de Roma, habiendo sido su tesis laureada Magna Cum Laude y exaltada por el famoso catedrático de la época Enrico Ferri.

Gaitán alcanzó grandes posiciones en el gobierno como ministro de educación y trabajo, diputado a la asamblea de Cundinamarca, representante a la cámara, senador y candidato presidencial, además alcalde de Bogotá, cargo que no duró sino seis meses, donde fue destituido por presentar ideas de orden, seguridad y estética para la ciudad. Gaitán proponía multas a quienes arrojaran basuras a la calle, iba a uniformar a los taxistas y emboladores, conminó a los propietarios de viviendas a pintar sus fachadas, buscaba embellecer la ciudad, instalar baños públicos para la gente, recogió a los niños de la calle llamados gamines y les dio aseo, alimentación y educación, no permitía borrachos ni mendigos, impartió un programa de educación y cultura ciudadana, por todo lo anterior el pueblo se levantó y lo destituyeron del cargo.

Como hecho curioso, ese mismo 9 de abril, pero un año después del crimen del caudillo, mi madre parió un niño a quien llamó Diego, que hoy tiene 75 años y lleva en su corazón el recuerdo de ese gran hombre que no conoció, Jorge Eliecer Gaitán, pero a quien su padre le enseñó a apreciar y respetar, aun cuando su ideología es conservadora.

arangodiego@hotmail.com