BLANCO Y NEGRO
Médicos de segunda
LA medicina en Colombia está cada vez más manoseada porque se ha convertido en el mejor de los negocios, desde cuando se aprobó la Ley Cien, con el vapor que en ese entonces le aplicó el senador Alvaro Uribe.
Ha llegado a insospechables niveles de deterioro y desprecio, donde un profesional que era considerado como el abanderado de las familias colombianas ha pasado a ser un simple operario, al que se utiliza como cedazo para llevar a los enfermos hacia los especialistas.
Los profesionales que conocemos como médicos generales, esos que se quemaron las pestañas durante muchos años y salen con ánimo, entereza y apostolado a salvar vidas, a mejorar la calidad de la existencia de sus pacientes, se estrellan con los negociantes de la salud, que les dan tratamiento de segunda y los oprimen con irrisorios salarios, pésimas instalaciones y abusivos horarios.
Antes de que aparecieran centenares de especializaciones eran los médicos generales quienes atendían a los pacientes, les ordenaban exámenes, les practicaban los primeros auxilios, las primeras atenciones y les prescribían medicamentos, por costosos que ellos fueran. Pero los comerciantes de la salud les prohibieron ejercer su profesión, como se la inculcaron durante sus estudios. Son hoy, simples remitentes de pacientes hacia los especialistas. A duras penas les permiten utilizar el fonendoscopio, el termómetro y el baja lenguas. Cuidado con tomar un electro o una placa, por elementales que sean.
Esa la razón para que los pacientes tengan que esperar semanas y meses para ser atendidos por un especialista, ante una enfermedad que puede resolver con lujo, un médico general mal remunerado y despreciado.
Estos profesionales eran los médicos de la familia, apreciados, respetados y queridos por la comunidad. Ingresaban al seno de los hogares en donde impartían consejos elementales que mejoraban la calidad de vida de las gentes.
Ese apoyo familiar desapareció por cuenta de los mercaderes de la salud y la falta de apoyo de un Estado que se ha afianzado en la Ley Cien, para garantizar monumentales utilidades a quienes hoy manejan ese lucrativo negocio. Solo manejan el signo pesos, poco les importa el ser humano. Entre tanto, los médicos generales, seguirán siendo profesionales de segunda.
BLANCO: El merecido homenaje al expresidente Lleras con el billete de cien mil.
NEGRO: Increíble: las guerrillas –Farc y ELN- quieren la paz; los paras y la extrema derecha la guerra.