Ni paz ni vida
Nadie llegó a pensar que la irracionalidad con la que se manejan las cosas, especialmente la política en Colombia, llegara a los extremos actuales y que la falta de creatividad dejara atascados en la palabra mermelada a quienes creíamos eran pensantes dirigentes de un país.
El expresidente Uribe, que ahora quiere sacar el debate de la paz a ciertos escenarios de la extrema derecha internacional, no cesa en fabricar mentiras para atizar la hoguera que alimenta a sus miopes seguidores. Por fortuna los otros círculos que depositan sus ojos sobre Colombia tienen otra manera de pensar y actuar, y hasta ahora han dejado sin validez la mala imagen que quiere proyectar el jefe del Centro Democrático. Su gira ha sido lánguida y la mayoría de sus diálogos telefónicos.
Sobre el profesor Mockus dan risa los trinos de Uribe. Lo graduó de defensor del gobierno Santos y de los diálogos de La Habana, sin prueba alguna, al igual del recordado caso de los 12 millones de dólares. De Mockus se puede afirmar cualquier cosa, menos calificarlo como vendido, deshonesto o inmoral. Si algo tiene el hombre que por primera vez nos enseñó a los habitantes de Bogotá a convivir pacíficamente, a comportarnos con civismo, a tolerarnos los unos a los otros, es decoro. El expresidente tal vez lo ha confundido con algunos de sus exfuncionarios, o tal vez con la “mechuda” a quien le iba a dar en la cara…
Acusa a Mockus por un contrato que su fundación obtuvo del Gobierno, para estudiar el comportamiento ciudadano y otras formas de convivencia, no para que organice movilizaciones ciudadanas para defender a Santos. Su marcha es por la vida, a la que el filósofo considera sagrada. Habrá gran movilización, mientras unos pocos uribistas se quedarán guardados rumiando su amargura por la reacción de un país frente a la vida.
El profesor Mockus debería ser exaltado por el Gobierno a un nuevo ministerio: el de la convivencia, para que refuerce el posconflicto con sus enseñanzas, que lastimosamente sus sucesores dejaron morir en la capital. Mockus sigue luchando por la vida, Colombia por la paz, mientras el expreso de la mala imagen, busca sin éxito a sus pares por un mundo que piensa distinto.
Blanco. Se salva el San Juan de Dios, lástima que se le entregue a Petro.
Negro. La encrucijada en que se encuentra Ecopetrol.