Llantas para Petro
No le alcanzó al alcalde Petro el incendio de las llantas para que la inmensa cortina de humo tapara sus desaciertos, improvisaciones y desafueros que desde hace tres años mantienen a la capital sin rumbo. Apela ahora a lo que el vicepresidente Vargas Lleras, acertadamente califica de provocación. Petro prometió construir 70 mil viviendas VIP y no ha llegado al 10 por ciento, es decir, que le faltan 63 mil. No aprovechó el programa de viviendas gratis del Gobierno central, por negligencia. Y ahora lanza otra “cortina de humo”: ubicar a 300 familias pobres en medio de un estrato 6, con el único fin de armar un debate clasista y demagógico. Sería torpe llevar a gentes de muy escasos recursos, a vivir en una zona costosísima que no pueden costear. Ellos mismos han tomado conciencia y rechazan la caótica idea.
Petro no puede gobernar, porque está dedicado a enunciar y solo a eso: enunciar desaciertos que puedan agradar a la galería.
Metió a la ciudad en el maremágnum del esquema de las basuras, que tanto le ha costado al fisco capitalino y a los ciudadanos que tienen que responder con sus impuestos semejante catástrofe. A propósito, ¿habrá cancelado la multa que le aplicó la SIC por decisión tan descabellada, o necesitará una nueva quema de llantas para eludir esa responsabilidad?
Y como van las cosas, los incendios tendrán que multiplicarse, a tal punto que habrá necesidad de importar llantas para atender las necesidades populistas y la lucha de clases, que quiere implantar Petro en nuestra capital.
Se requiere con urgencia un alcalde para Bogotá. Un gobernante al que le duelan la ciudad y sus habitantes, que la saque de la parálisis en que se encuentra por falta de un POT, de planes habitacionales que beneficien a las clases populares, que subsane el déficit de 400 mil viviendas y que recupere los casi 90 empleos que se han perdido por el estancamiento de la construcción. Y que no destruya los humedales para favorecer a sus parientes, como es el caso de “La Conejera”. No más demagogia, en la que es un maestro este hombre atornillado a un cargo que no es capaz de desempeñar.
Blanco. El merecido reconocimiento del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, al maestro Héctor Osuna.
Negro. En dos años 90 días sin justicia por paros.