GABRIEL ORTIZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Junio de 2014

Democracia amenazada

 

Nadie se imaginó que Colombia llegara a los extremos actuales de corrupción y criminalidad, en donde ninguno se preocupara por cumplir las más elementales normas de la decencia, la rectitud, la honradez, la ética, la dignidad y la pulcritud. Hemos descendido a los más bajos límites del cinismo, la insolencia y la desvergüenza, infortunadamente inculcados por personajes que deberían dar ejemplo.

No hay limitación alguna, si se trata de perpetuarse en el poder. No hay respeto por las instituciones, por las normas, por la justicia, por la población, por el decoro. Patean, enlodan y desconocen todo. Es el caso del expresidente Uribe, buscando votos para montar un títere. Mancilló las leyes, ultrajó a la población y a la justicia. Personajes con ese patrón, son capaces de cualquier cosa, y lo han demostrado con todos los desafueros durante ocho años. Se valen de lo que sea para causar daño. Viven en los cuarteles  de la Fuerza Pública, azuzando a sus miembros para que actúen contra la paz. Utilizan el twitter para destruir, calumniar, vociferar, insultar y sembrar el odio.

El expresidente injurió al país con la “gran mentira electoral” al inventarse, irresponsablemente, un ingreso de narcodólares a la campaña de Santos en el 2010, de cuyo delito él pudo haber sido cómplice, porque fue artífice de la misma. Luego empezó a eludir su responsabilidad sobre semejante difamación, maquinada para tapar lo que hace en las toldas de su títere, con los hackers y el estratega untado de paramilitares, “Oficina de Envigado” y demás delincuencia. Como no tuvo pruebas, olímpicamente evadió la justicia, se burló del país, esquivó la Fiscalía y se agazapó, con la complicidad del Procurador, en el Ministerio Público, sin elementos que justificaran semejante crimen contra nuestra democracia amenazada. Estas actuaciones, deben tratarse como crímenes de Estado y delitos de lesa majestad. Sus infractores deben ir a prisión, porque se está jugando con la voluntad popular. El derecho al voto es sagrado y manipularlo con mentiras, calumnias y falsedades, merece castigos ejemplares. Engañar al elector con mensajes tramposos es más grave que la compra de votos. ¡Cárcel para estos delincuentes, que deben ser acusados nacional e internacionalmente!

Blanco. Un país sin odios, con progreso social, con libertades, con igualdades y con paz.

Negro. Un país lleno de odios, con venganzas, con desigualdades y en guerra.

gabrielortiz10@hotmail.com