GABRIEL ORTIZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 7 de Febrero de 2014

Petro, el leguleyo

 

Pasamos por un nuevo fracaso del “día sin carro”, soportando el caos de las motos, de los carros blindados, de la ineficiencia del transporte público y la demostración de que Bogotá no tiene salvación en materia de movilidad. El odio de Mockus, Peñalosa y Petro al carro particular nos ha conducido al caos. El primero, al menos imprimió cultura, el segundo angostó las pocas vías, no construyó una sola y en lugar de metro, nos metió en el “transmilleno”; y el tercero no se ha enterado de que la capital tiene más cráteres que la Luna y se atornilla en una silla que no ha sido capaz de manejar, mientras la capital se arruina.

Pasada la anarquía del “día sin carro”, de las incomodidades que padecieron los capitalinos y de la demostración de que esta ciudad no ha tenido alcaldes durante muchos años, se viene encima un alza incomprensible en el impuesto de catastro, que se aplica políticamente para aplazar la destitución o la revocatoria de un mandato que nunca se ha debido encomendar a un grupillo de ineptos.

Antes de aplicar un incremento a los impuestos, Petro ha debido explicarle a la ciudadanía las razones que tuvo para expedir una medida tan antitécnica, politiquera y discriminatoria. Por ejemplo, en qué van las gestiones de su gobierno, para “apretar” a los Nule y obligarlos a devolver la billonada que se robaron durante el “samuelato”. Y qué ha pasado con los 3 billones de pesos que según se informa, dejó de ejecutar el año pasado. Se trata de una suma que bien serviría para adelantar importantes obras, sin necesidad de incrementar -y por qué no de cobrar- ese impuesto. Y desde luego, debería decirles a los sufridos habitantes, qué diablos hace esa millonada en los bancos. ¿Quién se lucra?

Como se sabe, no habrá explicación alguna, porque Petro no tiene otra ocupación que eludir lo que le caerá. Acude con toda suerte de leguleyadas y atropellos para violar las normas. Está ocasionándole el mayor de los perjuicios a un país entero, desprestigiando el más valioso instrumento que se logró con la Constitución del 91: la tutela. Ya se sienten carros y carretas tras esa conquista y todo por su culpa: y Petro ahí.

Blanco. La buena hora del café.

Negro. Marta Lucía y Pacho, la nueva fórmula uribista. Bofetada a Óscar Iván, y el conservatismo sin candidato.

Gabrielortiz10@hotmail.com