Pacho lo sabía
Fue titánico el esfuerzo de Pacho Santos para ocultar su decepción, en la entrevista que le hizo la colega María Isabel Rueda. Quemó espacio y tiempo, para explicar lo que no tenía que demostrar o justificar lo acontecido en la Convención de los uribistas, en donde lo bajaron del pedestal que le habían construido sus partidarios con creces. A pesar de que trató por todos los medios de defender la actuación de su antiguo jefe, parece que en el subconsciente le repica la actuación aviesa y pérfida con la que éste actuó para armarle una felonía, y entronizar a su nuevo pupilo, Óscar Iván Zuluaga.
Según sus declaraciones, desde que llegó a la convención uribista, sabía lo que le estaban montando y lo que le corría pierna arriba. Las encuestas, en juego limpio, impedían que alevosamente le truncaran su candidatura, pero otra era la intención del mandamás. Pacho nunca pensó que su exjefe le saliera con esas, pues creía en su palabra y en la transparencia de ella, además era el único candidato con “inmenso carisma” para llegarle a la gente.
Pacho parecer retroceder en el tiempo y recordar las palabras con las que calificó a su primo, para desprestigiar un mandato que se propuso ejercer con su impronta y sin manipulaciones con las que pretendía arrastrarlo el expresidente Uribe. La falsedad y la traición que le endilgaron -Pacho, su jefe y los uribistas- al presidente Santos, se las devolvió, tácitamente el exvice a su mentor, de quien según él, aprendió que “uno no habla en caliente, sino que debe esperarse a que la espuma baje…” Ja, ja.
Con la nostalgia de los años pasados, dijo que su corazón está en el uribismo y que seguirá haciendo política al lado de Uribe, mas parece estar divorciado de la campaña de Zuluaga, porque “él ya tiene un gran equipo montado”, y poco chance le ve. Para Pacho, su primo ya está elegido, “va a ser muy difícil derrotarlo”.
Dijo que no le gusta la reelección, a pesar de que ellos -gobierno Uribe- se la inventaron, tampoco le gusta la paz que se ventila en La Habana y cree que si Zuluaga no despega, Uribe se irá con Peñalosa. Entre tanto, sigue con dolor, desilusión y tristeza.
Blanco. El tremendo golpe al Eln demuestra que el ejército no está desmotivado.
Negro. Imposible contener el asesinato de los hinchas.