País que asusta
Qué susto de país en el que nos encontramos, en donde desde hace mucho tiempo nadie se siente seguro, en donde hay balas perdidas que salen de todas partes, en donde las primeras letras se aprenden en medio del pánico que produce el matoneo, en donde los magistrados se eligen dudosamente, y se posesionan furtivamente; en donde hay un Procurador untado de nazismo, en donde traicionar a la patria es moneda corriente, en donde falsos testigos encarcelan inocentes y liberan criminales, en donde existen cárceles y presos de primera, de segunda y de tercera; en donde casi todo funciona al revés y las pocas cosas que aún están derechas, como la libertad de expresión, se presionan con las heredadas prácticas de sicarios en moto, abaleos, grabaciones y micrófonos; en donde los dineros públicos han sido manejados como caja menor, en donde se ha despilfarrado la plata de la infraestructura, en donde existe el cohecho de una sola persona, en donde existen las más variadas cuadrillas de criminales que se denominan guerrillas, paramilitares, bacrim, delincuencia común y maleantes de cuello blanco; en donde la pobreza tiene sin cuidado a los grandes capitales, en donde los impuestos se recaudan para repartirlos entre funcionarios y contratistas corruptos, en donde todos tenemos patente de corso para actuar incorrectamente y sin temores; en donde los expresidentes quieren manejar las relaciones internacionales, en donde se aconseja a los delincuentes asilarse en otros países para escapar a la justicia, en donde se profanan los parques nacionales y los páramos para satisfacer las ansias de hoteleros y mineros, en donde los servicios de salud son una burla, especialmente para los pobres; en donde se pierden millares de kilómetros de mar, sin que aparezcan responsables; en donde el Congreso busca por todos los medios implantar la censura de prensa, en donde las barras bravas son las dueñas de los Estadios, en donde se exhibe el campeonato mundial del desplazamiento, en donde los más poderosos se roban la tierra de los verdaderos campesinos y ganaderos, en donde se acaba el espacio para mostrar lo que, según los correos que me llegan, hacen de Colombia un país aterrador, que cambiará radicalmente, cuando firmemos la paz.
Blanco. El freno a los abusos con las pensiones de magistrados, altos funcionarios y parlamentarios.
Negro. La coincidencia de ciertas “giras, talleres o reuniones políticas”, con los paros en las regiones.