Monopolios sin control
Definitivamente, como lo señala la colega María Jimena en su columna de Semana, en nuestro país los monopolios hacen lo que quieren, sin que las autoridades -tengan dientes o no- controlen sus abusos.
La gente se pregunta si existen normas antimonopolísticas, o si los encargados de aplicarlas se hacen los de la vista gorda, para no mortificar a los dueños de la plata y el poder. O sienten temor a perder sus puestos por la presión de los vigilados, como ocurrió con el ingeniero Rebellón, cuando se atrevió a “parar” a la mal recordada Comcel, ahora Claro.
El ejemplo de lo que viene ocurriendo en el campo de las comunicaciones, nos permite comprender lo que sucede con los monopolios que saquean a los colombianos. Cuando existía Comcel, demandó a la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, por diferencia de tarifas por el uso de la red celular.
ETB tuvo que pagarle a Comcel 134 mil millones de pesos por esa demanda, que ingresaron a sus arcas y se convirtieron en utilidades. La telefónica capitalina apeló el fallo que le había aplicado la sanción. Se fue al Tribunal Andino de Justicia y este le dio la razón, obligando a Comcel a restituir el dinero y prohibir a la multinacional monopolística cobrar tarifas diferenciales, para impedir así, que quien ostenta la posición dominante avasalle a sus competidores y de paso perjudique económicamente a los usuarios.
Contrario a lo que hizo la ETB, Claro no ha devuelto lo ordenado, mientras la empresa capitalina tuvo que incorporar esa suma a sus balances, con las obligaciones tributarias que ello genera. Claro ha acudido a todas las mañas, para evadir la obligación.
Claro se ha convertido en un deudor moroso del Estado, que aspira a participar en la licitación de la tecnología G4. ¿Podrá hacerlo, sin tener el paz y salvo, por ser deudor moroso de dineros públicos? Seguramente, porque es un monopolio sin control.
Además, como todo va hacia la conectividad móvil, si a Claro se le otorga la tecnología G4, la multinacional no quedará con posición dominante, sino exclusiva. ¡Y los usuarios paguen!
Es decir: todo marcha a favor de los monopolios.
Blanco.El freno que se aplicó a la Drummond para controlar los interminables daños ambientales.
Negro. Nadie entiende para qué sirven los días sin carro. ¿Habrá quién lo explique?