Constituciones de bolsillo
Para una sociedad déspota, autócrata y régula, nada mejor que una Constitución a su medida, que se pueda interpretar según las conveniencias de quienes tienen las riendas del poder, y el manejo de una población sumisa y dócil, amansada a base de prebendas y lisonjas.
Quienes llegan al poder con el ánimo de perpetuarse, empiezan negando cualquier deseo autocrático, pero buscando el menor vericueto para burlar las normas democráticas existentes, al tiempo que rellenan las mentes y los bolsillos de sus súbditos para afianzarse en el poder.
El primer objetivo es la Constitución. Esa Carta que solo sirve para gobiernos y sistemas democráticos, ya que los déspotas la manejan a su manera. Simultáneamente los poderes se fortalecen a favor del gobernante, para blindar cualquier inconveniencia.
La debilidad de las mayorías, permite al régulo dar el zarpazo, montar su reforma constitucional, y modificar los artículos clave para afianzarse en el poder.
Ocurrió en Venezuela. Fabricaron una Constitución de “bolsillo”, empezando por el tamaño de la misma, y le “colgaron” cuanto “articulito” les vino en gana, mientras una población desprevenida dormía cuando ellos actuaban. Al despertar se encontró con un orangután asfixiante que actuaba a diestra y siniestra, amparado por una fuerza militar abyecta y unas milicias copiadas de los CDR -Comités de Defensa de la Revolución- cubanos, que hoy armados hasta los dientes, espían a toda una población.
Venezuela, uno de los países más ricos y prósperos de América Latina, cayó en manos non sanctas que han dilapidando sus ingresos petroleros para ganar adeptos en este continente y el Caribe, mientras internamente escasean productos esenciales.
Tiene un Presidente “ejerciendo” y reelegido que nadie sabe en qué condiciones mentales y físicas se encuentra y una jauría de abyectos interpretando la Constitución y las leyes, a su manera. Será un mandatario que no se posesionará, pero que dejó un heredero para que gobierne, como si Venezuela fuera una monarquía, u otra Cuba en este continente.
Nadie sabe por cuánto tiempo Venezuela estará a la deriva, sin norte, ni mandatario. Se desconoce si su Presidente recobrará salud y conciencia suficientes para actuar, mientras el desgobierno amenaza a la próspera nación de antaño. Es el precio de las constituciones de bolsillo.
Blanco. La declaración de Parque Natural Regional del Páramo de Santurbán, por parte del ministro Juan Gabriel Uribe.
Negro. Los ataques con ácido a las mujeres, que no tienen fin.