Ese mar es mío
Tremendo lío en el que nos metió la Corte Internacional de Justicia de La Haya, al crearnos una zona permanente de conflicto, similar a la que existe en el sur con Las Malvinas. Esa Corte, que se creía un pozo de sabiduría y creada para la concordia, parece no haber leído tratados que ella misma había declarado válidos y vigentes. Desconoce igualmente las normas que se aplican a un archipiélago, al dejar enclavados en mar territorial de Nicaragua los cayos de Serrana y Quitasueño, hecho que atropella a nuestros isleños, que desde tiempos inmemoriales son los dueños de toda esa zona, de cuya riqueza ictiológica han vivido.
Los arrogantes aristócratas que con sus togas de crespón alcanforado, parecen salidos de un teatro clásico, empezaron el ceremonial, cuando se descorrió el telón de la sala en donde anidan. Sus primeras lecturas fueron un refrito, reconociendo la soberanía de Colombia sobre las islas y los cayos, cosa que habían definido desde el 2007 y luego profundizaron para atracarnos, saltándose vigencia de tratados y normas vigentes desde 1803. El Esguerra-Bárcenas de 1928 y tradiciones de toda una época, fueron desconocidos, sin sonrojo alguno, poniendo a Salomón, el personaje bíblico como responsable de lo que pudiera ocurrir.
¿Qué nos pasó? ¿Qué indujo a nuestros gobernantes a poner a ese grupo intocable a definir nuestros derechos y lo que ya estaba definido? ¿Nuestros juristas fueron inferiores al colectivo que contrató Nicaragua, que tenía grandes entronques con los cortesanos de justicia de La Haya? ¿Por qué caímos en la celada de llegar a ese tribunal y por qué, no nos salimos del cuento al darnos cuenta de para donde iba la cosa?
Son muchos los interrogantes que deambulan por el ambiente, pero tenemos una ruta de escape: desconocer el fallo, como lo han hecho otros países al verse igualmente asaltados por La Haya y recobrar el mar que nos han “raponeado”, en lugar de someternos al permanente conflicto en que nos metió esa Corte, con semejante gobierno déspota que no reconoce garantía alguna, como lo vimos, cuando paseaba sus barcos por nuestra zona, antes de conocerse oficialmente el fallo. Por ahora nuestra fuerza marina vigila lo que es nuestro y como dice la canción de Nancy Ramos: “Ese mar es mio” .
Blanco. El avance de María Mercedes López hacia la Procuraduría, a pesar de Ordóñez.
Negro. El fallecimiento del colega y amigo, Ernesto Mc Causland. Paz en su tumba.