FUAD GONZALO CHACÓN | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Febrero de 2014

Todos los hombres del rey

 

Parece una mala jugada del destino. Santos tiene que encarar un escándalo por interceptaciones ilegales parecido al que estalló en febrero de 2009 cuando era Ministro de Defensa, en esa época tenía que dar las explicaciones mientras que hoy es él quien las está exigiendo. Aun así uno y otro episodio tienen dos enfoques diametralmente diferentes, en aquel entonces fue el Estado quien enfiló baterías para hurgar las líneas de sus opositores, pero en esta ocasión fuimos testigos de una desobediencia interna que se rebeló contra sus mismos superiores, encabezados por el propio Presidente

Como nunca antes esta explosiva revelación de Semana ha evidenciado que algo no anda bien en el matrimonio entre las Fuerzas Armadas y el ejecutivo. Tácitamente Santos lo reconoció en su rueda de prensa sin darse cuenta, ya que al salir a reclamar culpables a voz en cuello confesó que no tenía la mínima idea de lo que se cocía en las entrañas de un sector tan delicado como el de la inteligencia militar. Esto sólo tiene una lectura peligrosísima: hay miembros del Ejército con un grado de descontento tal que están dispuestos a traicionar al Presidente de la República al punto de iniciar acciones ilegales a sus espaldas y, peor aún, conducidas a sabotear el proceso de paz que es su joya de la corona.

El Gobierno rápidamente cayó en la cuenta del mensaje que este tiro en el pie envió a la opinión pública y por ello en menos de nada corrió a bajarle el tono a la calentura afirmando que todo era un procedimiento legal, así buscó reducir todo a otro más de los famosos casos aislados en la historia de nuestro país. Lo siento por el Ministro de Defensa y su impoluto cabello engominado, pero la salida en falso fue demasiado diciente. La tardía corrección quiso demostrar que tienen el asunto bajo control cuando la preocupante verdad que permanece en el aire es que al Presidente de Colombia se le están escurriendo las Fuerzas Armadas entre los dedos.

Ahora viene la cacería de un culpable real o presunto, los antecedentes demuestran que esto es indiferente, y los reflectores fueron enfocados subliminalmente por Semana sobre Uribe por su sospechosa capacidad de convertir su perfil de Twitter en un Wikileaks. En cualquier caso con esto el único que pierde es Santos de nuevo, pues si en verdad Uribe es el destinatario de la información quiere decir que él manda más que Juan Manuel en su propia casa, pero si no fue él el resultado es aún peor: significa que emerge dentro de la cúpula militar una disidencia bajo las órdenes de un líder enigmático aunque poderoso del que el Presidente ni se da por enterado.

Santos tendrá que dormir con un ojo abierto porque tal parece que no todos los hombres del rey son leales a su causa y peor que gobernar aguantando los embates de sus rivales electorales es tener que hacerlo también cuidándose de los puñales a traición lanzados desde su supuesto círculo de confianza.

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