Fernando Navas Talero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 17 de Febrero de 2016

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

El ICMF

“Los abusos del Instituto Colombiano de Malestar Familiar”

 

 “Con la misma vara que midas serás medido”. La señorita Cristina Plazas Michelsen, directora del ICMF, sufrió  la frustración de su compromiso matrimonial a causa de una acción  ejecutada por el CTI de la Fiscalía General  que,  sorpresivamente,  capturó a su prometido, Eduardo José Benavides, puesto en libertad dentro del plazo reglamentario,  en razón de que los hechos que provocaron la medida no se justificaron ante el juez de garantías que debía formalizar el intempestivo arresto.

 

Independientemente de las críticas que a la funcionaria le han hecho , incluso el Presidente,  en razón de la administración del servicio a ella encargado, principalmente por el desgreño que se denuncia reina en el departamento de la Guajira, señalándosele responsable de la muerte de menores de edad en esa zona del país por causas de desnutrición; hay que observar que la competencia que se le asigna a los funcionarios de ese Instituto ha dado lugar, en ocasiones, a que se abuse del poder coactivo que la ley les asigna, lesionando de manera grave la unidad familiar.

 

En marzo del año 2015, en la ciudad de Villavicencio, por determinación de la directora de esa seccional,  Martha Patricia Lozada Romero, fue sustraída de su hogar una niña de cinco años, con fundamento en una llamada telefónica anónima que denunciaba al padre de la menor por actos deshonestos. Dentro de la pesquisa adelantada por los funcionarios de la entidad no existe ninguna prueba legal que demuestre la conducta imputada, no obstante,  la orden de la funcionaria se cumplió y aun hoy la niña continúa aislada de su familia.

 

Para reclamar el derecho vulnerado  los padres promovieron una acción de tutela, recurso que fue denegado por el Juez Primero de Ejecución de Penas de Villavicencio, Danilo Meneses,  y por el Tribunal Superior de ese Distrito, argumentando que los funcionarios del Instituto Colombiano de Malestar Familiar tienen esa competencia en tanto se esclarecen los hechos! El asunto está ahora en la Corte Constitucional a la espera de que se revisen los fallos. Al respecto hay que anotar que la Corte, en sentencia T773 de 18-12-2015, en un caso similar,  advirtió sobre estos insólitos abusos.

 

El episodio  se comenta,  sencillamente,  para llamar la atención acerca de los abusos de que son víctimas las gentes por parte de las autoridades que suelen ejercer sus competencias movidas por el afán de acumular estadísticas funcionales en unos eventos  y solidarizarse entre colegas en otros. Solidaridad muy frecuente en las provincias, donde la burocracia se arropa con la misma cobija.

 

Es posible que la dolorosa experiencia padecida por la señorita Cristina Plazas Michelsen le sirva de lección y aprenda que el Estado de Derecho se organiza como garantía de las libertades, vida y honra de las personas y no como una fusta para maltratar a los inocentes. Cuando en el país sus burócratas asuman esa convicción, muy probablemente empezara la Nación a transitar los caminos de la Paz.