FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Octubre de 2014

La Virgen de las Mercedes

 

A San Pedro Nolasco, siglo XIII,  la Virgen  le recomendó fundar una comunidad  que se encargara de socorrer a los cautivos, petición que acogió con devoción  y con la ayuda del rey Jaime I de Aragón constituyó la Orden religiosa que se encargaría de la noble tarea de ayudar a quienes padecen persecuciones por la justicia; de ahí que esta sea la vocación que inspira a los presos a invocar su nombre y celebrar su fiesta.

Jeremías Benthan, un iluminado del siglo XVIII,  advertido de las incongruencias del “derecho” apostató de las fórmulas que  la universidad le había inculcado acerca del sistema legal y organizó un movimiento intelectual, el utilitarismo,  a través del cual predicó que el Estado debe educar proporcionando placer y no dolor y las leyes procurar “la mayor felicidad al mayor número de ciudadanos”. Por eso,  no tuvo inconveniente en afirmar que las tapias de las cárceles no se elevan para impedir la huida de los presos sino para evitar que la sociedad vea las ignominias que en su interior se cometen. Propuso, entonces,  reformas penitenciarias que aún hoy dia siguen impulsadas de ese sentimiento, propuestas que otros como Foucault y Saleilles, reforzaron rechazando todo sufrimiento inútil. Acabar con los castigos al cuerpo fue uno de los avances de la Revolución Francesa; el primer objetivo de los rebeldes fue “La Bastilla”.

El objetivo de la pena es rehabilitar al delincuente, no torturarlo y para esto se le priva de la libertad, pero debe tenerse claro que esa sanción no es la ilegalidad y que la que se restringe es la libertad de locomoción y no el derecho a la dignidad, valor supremo del Estado Social.

Pero la sociedad, dice el Marqués de Sade,  reclama venganza y el sistema satisface  la presión de los “lobos” de Hobbes y de ahí que escandalice el divertimento ocasional de unos presos durante la celebración del día de “Las Mercedes”. La terapia resocializadora incluye esos momentos de esparcimiento, salvo que quien juzgue sea el “Savonarola” de turno. La recreación, en términos folclóricos, se hace siguiendo la costumbre, por eso las fiestas de San Pedro y San Juan son un carnaval. De los fariseos líbranos señor!

Y a propósito de Savonarola, tan beato y devoto de la Virgen, dispuesto siempre a pedir explicaciones, incluso a quien no tiene derecho, sería bueno que le diera al país las suyas, respecto a su presencia en la Convención Conservadora, la de su partido, celebrada en San Andrés la semana pasada. La disculpa, seguramente, ya existe. Fue invitado en su calidad de Procurador, Jefe del Ministerio Público, a dar lecciones de moral y respeto a la Ley y  no como  militante del partido. Y asistió movido por intereses superiores: no por  su apresurada  aspiración a la Jefatura del Estado en el futuro debate. ¡Dios nos ampare y la Virgen de las Mercedes nos socorra una mejor suerte!