El tiempo perdido
EL Nuevo Siglodel domingo invitó a un viaje a través del tiempo. El editorial resume con elocuencia la “Nefasta noche septembrina”, episodio histórico que marca la naturaleza de nuestra personalidad política; igualmente, Horacio Gómez Aristizábal, retrata maravillosamente de cuerpo entero la idiosincrasia ancestral colombiana; en tanto, Juan Camilo Restrepo se devuelve a 1964 para evocar la visita del general De Gaulle a Colombia y a sus vecinos, entrevista con la región motivada por el interés de hacerle saber a los EE.UU. que estos países “no eran su patio trasero ni el de nadie”. Recuerda también esa época de cambios y conflictos que obligan a pensar en el destino, ahora que las luchas internas y del mundo arrecian sin aparente solución.
En ese repaso del acontecer, obligatoriamente, hay que recordar la gestión pacificadora del presidente Valencia, en los comienzos de la década de los 60. Supuso el mandatario que la paz se alcanzaría con la guerra y la verdad que logró una pausa en el camino que le costó a la Nación muchos muertos, entre esos se cuentan Federico Arango Fonnegra y Camilo Torres Restrepo. Después de la tregua arreció la tempestad y solo hasta ahora, 40 años después, se vislumbra una posibilidad.
El Nuevo Siglo publicó el texto completo de los acuerdos de La Habana, documento que ha suscitado opiniones a favor y en contra, pero que en definitiva ha permitido desvirtuar los comentarios malintencionados que al respecto se han hecho para sabotear el proceso, actitud torticera que hace recordar las fallidas conversaciones en Tlaxcala, en 1992
Para ilustrar esta columna, que por esos días se publicaba en La República, se escuchó a dos de los voceros de la insurgencia: Antonio García y Alfonso Cano.
Sorprende que las pretensiones de hace 22 años sean las mismas que ahora se concretan en el documento publicado por este diario. Nada ha cambiado y nada se ha resuelto. Es una escena fantasmagórica, como si el tiempo se hubiera detenido.
Alias Antonio García, vocero del Eln puntualizó la crisis causa de su lucha así: “El país vive una crisis de ciudadanía que se manifiesta en tres puntos fundamentales a). No hay igualdad ante la ley. b). No hay democracia económica. c). No hay seguridad social, política y económica. Es preciso suscribir un verdadero pacto político y social y concertar un nuevo modelo económico con la participación del país nacional. A su turno, por las Farc, Alfonso Cano sostuvo: Hay que reformar el Estado para hacerlo justo, democrático, eficiente, patriótico… El planteamiento del ministro Pardo es cerrar la puerta a las opciones políticas y llevarnos a la guerra en contravía de lo que dice Gaviria. (La República 26 de abril de 1992).
Héctor Riveros y José Noé Ríos, en representación del Gobierno, no ocultaron sus temores de que algunos sectores del país presionen para que la fuerza se imponga sobre cualquiera otra razón.