FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Octubre de 2013

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

La partícula de Dios

Extraña,emte,  la sola referencia al bosón de Higgs en esta pantalla ha producido un  fenómeno inexplicable. Un apagarse y encenderse intermitentemente ha distraído la inspiración y confundido el pensamiento que antecedentemente guiaba el discurso propuesto acerca del descubrimiento de  los ganadores del Premio Nobel de Física, Peter Higgs y Francois Englert. Cualquier error que en adelante aparezca en este escrito debe disculparse; su causa no puede ser otra que la influencia de energías indefinidas e indefinibles que invaden el hipocampo y distorsionan la representación del pensamiento acumulado en la memoria.  Algo más dramático que la confusión de las lenguas relatada en el Antiguo Testamento.

Ahora, esta analogía entre el fenómeno que se experimentó por la referencia a la “partícula de Dios” y la invocación de la anécdota bíblica de la Torre de Babel se entiende que llega por la inteligencia emocional o asociación, para explicar la hecatombe  que algunos teólogos quieren organizar para renegar del descubrimiento premiado por la Academia o, también, el razonamiento de los “ateos” que quieren partir de la verificación científica sobre el origen de la masa para negar los fundamentos míticos que las religiones han expuesto para  revelar la existencia de Dios.

La figura de Atis, Mitra, Osiris, Krishna, Buda, Zoroastro, Dionisio, Cristo e historias como la de los sumerios o los annunakis o los textos sagrados de las distintas religiones han provocado interminables controversias, todas a una basadas en argumentos de fe y no de evidencias y lo son de fe porque por tradición oral viajaron por miles de kilómetros conducidos por distintas generaciones y de ahí que los mismos episodios de sus dioses y profetas se repitan en distintas culturas en versiones casi idénticas, protagonizadas por diversas divinidades.

La ciencia de hoy ya no descansa en la imaginación fundada en la razón irrazonable. Su argumentación se apoya en la evidencia empírica. Es ese procedimiento de la investigación el que les da valor a las conclusiones de los científicos; pero no porque el fenómeno que se describe en los textos sagrados no cuente con la misma demostración lógica quiere decir que toda ella sea fabulosa. Lo que hay que aceptar es que en esas épocas de la humanidad el conocimiento humano no había llegado a los niveles que hoy se tienen y de ahí que la explicación de muchos hechos, de los que siempre han existido, porque la cosmología ha sido igual siempre,  no se enseñara en los mismos términos de esta modernidad.

 En síntesis, “la partícula de Dios”, prueba del origen de la masa de otras partículas,  no es incompatible con la “versión” mítica acerca del origen del universo. Su anuncio teórico en 1964 ha sido evidenciado experimentalmente  empíricamente) gracias al  Colisionador del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) … lamentablemente… hace… millones de años …¡se apagó esta pantalla del comput!… ¡Dios!