FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Martes, 1 de Enero de 2013

Si el futuro de este año, terminado en 13, se pronostica a partir de los agüeros y supercherías, no será muy bueno. Las supersticiones son creencias pueblerinas. La triscaidecafobia es la explicación a esta predicción y, con mayor razón, si se le da crédito a la teoría de El secreto, de Rhonda Beyrne, best seller del 2006, que formula una curiosa teoría de la Ley de la atracción. Ahora, si se parte de posiciones realistas, y si se elaboran hipótesis “a partir de los hechos” como, según el fiscal Montealegre, construyen las verdades los penalistas, nada podrá cambiarse para mejorar el país si la sociedad, victima de una ceguera colectiva, no reconoce que la causa de sus males es sistemática, esa endemia originada en la corrupción y la delincuencia generalizada a consecuencia de una cultura de privilegios, tolerancia y mentira oficial, que hunde sus raíces en la génesis del poder en Colombia. Son utópicas, entonces, las promesas que hace el Fiscal General para este año y que dice que llevará a cabo a partir de la reestructuración de sus oficinas. La señora contralora, Morelli, también ha hecho futurología, tal vez como mayor realismo, eso sí. Explica ella muchas de las causas profundas de la corrupción y concluye con seriedad que el asunto estriba en una circunstancia fundamental. No sueña con garzas preñadas. Promete el Fiscal un rediseño de la entidad a su cargo, a partir de las facultades extraordinarias que el Congreso autorizó al respecto. ¿De qué tipo? Ya hay algunos indicios que permiten construir verdades. La burocracia en la Fiscalía se organiza a partir de las intrigas. Para sostener esta imputación, como dicen los penalistas, no se requiere mayor pesquisa, basta hablar con los fiscales y funcionarios de esa dependencia para saber que los nombramientos no se hacen por méritos sino por recomendaciones. Y porque así esta diseñada la institucionalidad, a pesar de los esfuerzos que se han hecho por implementar la carrera administrativa. ¡Para eso son las facultades! Como si esta marginalidad legal fuera poco, la imposición de criterios interesados, apoyados en las teorías del nuevo derecho, permiten el abuso del poder por parte de los subalternos, incluidos los espectáculos de la policía judicial -Sigifredo López- de manera que a partir de la retórica y el engaño al público, nada nuevo se espera para el 2013. El ciudadano desprevenido pero perspicaz, advierte que las grandes reformas, históricas como las llama el Presidente, son como la venta del sofá por el marido burlado. El Defensor del Pueblo anuncia una reforma y concreta su alcance en el aumento de la planta de personal y de los sueldos de sus servidores. Hay que aumentar la nómina para pagar los favores recibidos. Por todo esto, el país no cambiará este año, seguirá igual o peor. La gran reforma no es la judicial o la tributaria, es la fundamental; posiblemente la de Herodes.