Expectativa | El Nuevo Siglo
Viernes, 18 de Enero de 2019

El turno de análisis en Cambiar el Futuro. Historia de los procesos de paz en Colombia (1981-2016) (Debate, Penguin Random House, Bogotá, 2017), de Eduardo Pizarro, le corresponde a Andrés Pastrana quien gobernó durante 1998-2002. Pizarro se concentra, al principio, en el examen del proceso electoral que fue cambiante y complejo y el país se había embarcado en el proceso de las dos vueltas con el cual se está de acuerdo.

Pastrana, político conservador, creó una organización temporal denominada Gran Alianza por el Cambio y se aclara que no se es partidario suyo y no se votó a su favor. Horacio Serpa gana la primera vuelta por un margen muy estrecho de 33.729 votos, un 0,3% -siempre se le respaldó electoralmente- pero Pastrana se impuso en la segunda y decisiva por casi medio millón de votos en que logra arrebatarle la bandera de la paz a su adversario, obtuvo el apoyo de las Farc y Pizarro considera que Álvaro Leyva fue el estratega determinante del resultado y sea la ocasión para señalar la conveniencia de una evaluación de este personaje que ha participado en momentos importantes del acontecer nacional.

Desconciertan las conclusiones de Pizarro: “es posible pensar que el gesto de las Farc no fue tan decisivo como algunos sostienen”, se trató de un “debate en torno al cual jamás habrá probablemente un veredicto final”; dichas observaciones no lucen concluyentes, son ambiguas. Piensa, quien escribe, que el acto de las Farc fue decisivo y constituyó, al igual que la actitud de Pastrana, una muestra de innegable habilidad política en los plazos corto e inmediato, en especial al considerar que Serpa tenía, tal vez, mayor experiencia que su oponente en negociaciones de paz con la guerrilla; si lo último es correcto, la actitud de las Farc es entendible.

Pastrana se reúne con “Tirofijo” y el “Mono Jojoy” después de las elecciones y se procede a la desmilitarización  de cinco municipios, lo cual es apreciado, a la larga, como un error y la razón determinante es probablemente el uso realizado por las Farc de tal zona. Otra equivocación residió en la extensa agenda de negociación (y de negociadores) que incluyó lo “divino y lo humano”: doce temas a más de subtemas. Pastrana es criticado por su entendimiento momentáneo con las Farc -se entiende que Serpa lo había buscado también - y, pese a no realizar su propósito de conseguir la paz, debe reconocerse su éxito en la negociación del Plan Colombia con Bill Clinton, que sentó las bases para la gestión de Álvaro Uribe contra la guerrilla.