Hoy el mundo, parece estar en una fiesta febril, la verdad es la opinión de muchos: la opinión, la imaginación, los instintos son el camino natural a al placer, como la única verdad: no se entiende que una oda verdad a medias es la peor mentira.
No hace mucho yo tuve la catedra de la ética, en la Universidad de la Sabana -cientos y cientos de alumnos- y el primer día de clase, cada semestre, antes de cualquier cosa, pedía a los estudiantes que levantaran la mano los que creen existe que la verdad y nadie levantaba la levantaba (con la excepción de algún protestante). Después preguntaba a algún alumno: ¿quién es usted? y este daba su nombre, y yo daba un grito: usted no sabe quién es usted ¿en el mundo hay miles de personas con el mismo nombre?
Después le preguntaba (delicadamente) a alguna alumna (aparentemente tímida) ¿usted quién es? y esta -tímidamente- respondía: yo soy… y antes de que terminara la frase, yo gritaba, sin dejar que ella musitara una palabra más: ¿vieron que ella si sabe? Al final terminaban entendiendo que son verdad. Los alumnos entendieron que existe la verdad. Entendían que son únicos, irrepetibles, irremplazables en el mundo.
Resulta que no entender que es la verdad es creer que lo material, lo temporal, es la razón de la vida. Llevando a los vicios y demás placeres físicos que llevan a la autodestrucción personal, por decir lo menos. Mientras tanto, la mayoría de los padres y madres de familia (trabajadores) perdieron a sus hijos, en las ciudades y en el campo. Claro que hay familias que no están contagiados por esta tragedia: sus hijos no están infectados con este virus.
El amor, el bien, también son metafísicos (espirituales): también, las virtudes teologales: fe, esperanza, caridad. La prudencia y la justicia: el bien común, la verdad, la solidaridad son naturales en la persona humana. Es evidente que siempre ha habido Verdad: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, la historia nos dicen que Jesucristo es la Verdad: no deja duda alguna. Desde siempre hemos conocido la verdad del Amor y su alcance, y en persona a Jesucristo: Dios y Hombre: ÉJ que murió en una cruz por cada uno de nosotros y que a los tres días resucitó, abriéndonos el paraíso para siempre: su nacimiento, su vida, su muerte, su resurrección confirman la Verdad: el Amor absoluto por cada persona humana.
No ven que el Amor es la Verdad absoluta: es Dios Padre, es Dios Hijo, es Dios Espíritu Santo: es un solo Amor. Él cuenta con nosotros, nos invita a caminar de su mano. Porque su discurso es Amor personal, porque su ejemplo es Amor: la crueldad de su muerte en una cruz y su resurrección evidencian su Amor. Su resurrección es la evidencia de la Verdad: Él es el Amor absoluto. Ahora y siempre nos corresponde imitarlo amando a los demás, como discípulos y hermanos suyos, amar como como Él nos ama.
En fin, tenemos dos opciones: o la ley del placer dependiendo de la autoridad estatal. O la libertad de la verdad de la persona humana.