OPINIÓN ORBITAL
La tempestad republicana
LOS viejos adagios son sabios. Para tratar la actual situación política de los Estados Unidos nada mejor que: "Siembra vientos y cosecharas tempestades" y "Cría cuervos y te sacarán los ojos". Ambos describen a la perfección lo que ha sido la oposición cerril de los republicanos los últimos ocho años del gobierno del presidente Barack Obama. Guiados ciegamente por unos líderes energúmenos del llamado “Tea Party", han transformado el congreso en una verdadera cámara mortuoria para todas las iniciativas del mandatario. Con posiciones radicales y no pocas veces demenciales, se han opuesto sistemáticamente a cuanta propuesta gubernamental ha llegado a su consideración, especialmente en casos tan críticos como la reforma de la salud, la educación, la vivienda y las regulaciones migratorias.
Pues bien, en ese ambiente de confrontación y crispación planificada nació, creció y se alimentó la provocadora y controvertida candidatura del magnate Donald J. Trump. Pocos como él encarnan tan fielmente ese mensaje de odio, recelo, desprecio y altanería y, es por ello, que la clase media norteamericana se ha volcado literalmente a apoyarlo y a colocarlo como abanderado de todas las frustraciones, reales o imaginarias, de un país que según ellos, "necesita volver a ser grande", política y económicamente, porque no se ve como lo promoverán cultural o moralmente. Sus insultos no han conocido límite alguno, hasta el punto que han puesto en tela de juicio hasta el propio certificado de nacimiento del Presidente Obama en territorio estadounidense.
A escasos días del que se ha denominado el segundo "supermartes", el día 15 de marzo, todo parece indicar que Trump se alzará con la nominación y el solo pensarlo ha puesto los pelos de punta al establecimiento republicano. Sin embargo, lo triste por lo predecible, es que a pesar de todo, ese mismo establecimiento cerrará filas en torno a su nombre y lo votará sin mayores contratiempos el próximo junio. Lo harán por su urgencia de recuperar el poder y porque siempre la derecha ha sido muy disciplinada y se traga los sapos por conveniencia. Pero al hacerlo esta vez, pueden estar seguros que en pocas ocasiones una tendencia suicida se ha visto tan fielmente representada.
La inteligencia de Trump ha sabido interpretar el estado de ánimo de las masas descontentas que ven cómo, cada día que pasa, sus sueños de bienestar se evaporan. El cinturón de pobreza amenaza con atenazar a esa clase media que hoy, frustrada y contrariada, acude a las urnas para consignar su inconformidad.
Esta sería la razón que, elección tras elección, en la mayoría de los estados, este nuevo mesías de la antipolítica se alza con la victoria y se acerca al Salón Oval. Una probabilidad que se puede convertir en pesadilla si la señora Clinton llega a ser defenestrada, por cuenta del escándalo de la violación de la seguridad nacional, por el uso de sus correos privados como canal de los oficiales. Si esto llega a suceder ¡que Dios nos coja confesados!
Adenda
La marcha triunfal de Trump está demostrando hasta qué punto la “civilización” americana rinde verdadero culto al dios dólar al elegir a un multimillonario por el único mérito de serlo.