Ni chicha ni limonada
La Autoridad Nacional de Televisión, ANTV, anunció esta semana su decisión respecto del conflicto entre operadores de televisión abierta y operadores de TV paga de cable y satelital. Curiosamente, al mejor estilo de algunas altas cortes, conocemos el comunicado de prensa pero no la decisión detallada, que debe corresponder a una resolución o acto vinculante que debiera ser notificado debidamente a todos los interesados. Es así como, a la fecha de escribir estas líneas, y como parte interesada y activa que hemos sido en el proceso, no se ha recibido notificación alguna.
Pero lo más grave es que la decisión que bosqueja el comunicado de la ANTV no hace nada distinto a remedar el statu quo, pasando por sobre la Comisión de Regulación de las Comunicaciones, CRC, la Superintendencia de Industria y Comercio -SIC- y los tratados internacionales suscritos por Colombia.
No resuelve de fondo la problemática, que por cierto se solicitó resolver, de que los suscriptores de cable no cuentan con antenas y cableados para recibir gratuitamente la señal de televisión abierta para no depender del cable, siendo esta una obligación de los cableros en el momento de la instalación del servicio, para evitar que el usuario quede amarrado y monopolizado por su operador de televisión paga. Es solo de esta forma como se garantizaría el derecho fundamental a la comunicación que se materializa en la posibilidad de acceder cuando se quiera y sin necesidad de pago alguno a la señal radiodifundida a través de una antena aérea adecuada, cableada y conectada al televisor del usuario; lo demás son saludos a la bandera.
Así, la ANTV no solo no resuelve nada, sino que de paso desconoce competencias de otras autoridades, y genera un escenario más pantanoso y complicado que el que existía antes de que interviniera. Si la función principal de la ANTV es la de vigilar el servicio, y si en sus propias pruebas demostró que no hay antenas ni cableados, ¿por qué la ANTV no decidió conminar a los cableros a que readecuen antenas y cableados que desaparecieron paulatinamente a medida que avanzaba la penetración de estos servicios y que son obligaciones claras contenidas en las normas vigentes? Eso sí es parte de sus competencias como entidad encargada de vigilancia y control.
La propuesta de la ANTV de una campaña informativa no soluciona el problema de fondo, como diría nuestro padre de la patria santandereano, eso no es ni chicha ni limonada, y a los usuarios nos hicieron mamola. Como en su momento lo advirtió la Contraloría, el Estado ha invertido importantes recursos en el desarrollo de las redes de Televisión Digital pública, luego se requiere que haya seriedad en cuanto a asegurar la existencia de antenas y cables, y si es menester que se dediquen recursos del fondo de televisión para subsidiar los decodificadores de la televisión dirigital terrestre que requieran los más pobres, tal como se hace con Internet de banda ancha donde se han visto importantes resultados gracias a la sesuda política que aplicó el ministro Molano en su plan Vive Digital.
¿Y de todo esto qué dirán la CRC y la SIC que ven pisoteadas sus competencias? Seguramente la ANTV les responderá como el Chapulín Colorado: “¡Es que fue sin querer queriendo….!”
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Adenda
Con este parto de los montes, la ANTV está demostrando una absoluta falta de criterio y de responsabilidad y, lo que es peor, está dejando claro que es tan o más incompetente que el órgano que vino a remplazar, la Comisión Nacional de Televisión, CNTV.