ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Octubre de 2013

El dilema del presidente Santos

 

Al presidente Juan Manuel Santos las cosas se le están tornando difíciles porque va a tener que tomar una decisión: o intenta su reelección o se dedica por entero a sacar adelante su proceso de paz. Pero nos tememos que no podrá buscar los dos objetivos simultáneamente. El gran pensador Benjamín Franklin nos dejó un sabio consejo: “El que persigue dos cosas a la vez, no alcanza una y deja ir la otra”.  Dicho de otra manera: el exceso de ambición puede frustrar el objetivo primordial.

En la ciencia política hay que saber diseñar prospectivas realistas. Intentemos hacerlo.

Dados sus antecedentes personales y profesionales es claro que al señor Presidente no le interesa el poder por el poder. Su familia ha gozado de este desde hace una centuria. A él lo que debe interesar es dejar una huella en la historia. Más si analizamos que a todos los mandatarios, desde Bolívar, pasando por Núñez, Reyes, el viejo López, en sus períodos de alargue les fue como a los perros en misa. Al mismo Álvaro Uribe, luego de un primer tiempo  aceptable, su segundo fue controversial. Entonces ¿para qué forzar situaciones que puede ser fácilmente superadas? Por ejemplo, impulsado una candidatura como la de Germán Vargas Lleras, su hombre de confianza...

Aparte de dejar la heredad en buenas manos y de demostrar un gran desprendimiento político, podría dedicar todo sus empeños en consolidar su proceso, que las mismas Farc consideran como el que más ha logrado avanzar de todos los que se han intentado...

Y si sopesamos las circunstancias, el mandatario tendría todas las de ganar y con su gesto de dedicación exclusiva, convocaría todas las voluntades de un país cansado del desangre demencial al que ha sido sometido desde hace medio siglo. Además, obligaría a las Farc a ser más consecuentes y las conminaría a reflexionar sobre la oportunidad, la última quizá, que ellas tendrían para salir bien libradas del citado conflicto. Ojo con un fracaso por culpa de sus soberbios mandos: el próximo gobierno -más si es el de Vargas LLeras- las aplastaría en sus madrigueras o ¿para qué diablos  sirven los drones?

Sería una oportunidad de oro para que Santos les demuestre a sus compatriotas que dejó de tratar en darle gusto a todo el mundo y dárselo a las próximas generaciones. Lo que es mejor aún: dejaría al expresidente Uribe sin sus sectarias banderas y su apuesta por el fracaso de las negociaciones terminaría en un fiasco.

Como se ve el Presidente puede pasar a la historia si se da la pela por la paz. Estos escenarios pueden y deben ser analizados a conciencia, porque  una cosa es segura, el presidente Santos no se puede equivocar. Si falla y si, por ejemplo, prefiere prolongar su estancia  en la Casa de Nariño a costa de  perder la oportunidad de la paz, es fácil colegir desde ya que su segundo cuatrienio bien podría ser una pesadilla para él y para el país.

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Adenda

La mejor demostración  del desgobierno de Petro en Bogotá es ver a una ciudad llena de huecos y de grafitis.

ernestorodriguezmedina@gmail.com