¿Colombia se está descuadernando?
Tal como van las cosas el país corre serio peligro de “descuadernarse”, como le gustaba decir al expresidente Carlos Lleras Restrepo. Seis departamentos están literalmente bloqueados por una serie de paros de diversa índole. Y las soluciones brillan por su ausencia, limitándose el Gobierno a hacerle mero frente dialéctico, mientras la Corte Suprema sentencia sobre lo obvio: que toda protesta violenta es ilegal.
Sería ingenuo creer que este río revuelto no lo aprovechara la guerrilla y los terroristas de todos los pelambres, así como los oscuros intereses que siempre movilizan voluntades descontentas.
Lo verdaderamente preocupante del asunto es que el alto Gobierno aparece desconcertado ante la situación que amenaza con volverse más grave a medida que pasan las horas. Tanto los ministros y viceministros que se han involucrado, así como el propio Vicepresidente no “han dado pie con bola”. Se habla de que cinco mil efectivos han sido trasladados a los lugares de confrontación y revestidos con las últimas tecnologías de asalto se han visto neutralizados cuando no desbordados por desafiantes piquetes de encapuchados.
Aquí cabe preguntarse por qué el Gobierno, en todos los niveles y sectores, dejó que los problemas se crecieran. Se habla de indiferencia e incumplimiento. La prevención y la planeación han sido nulas. De lo que sí estamos seguros es que todo esto obedece al pésimo manejo de la cosa pública por una clase política sin clase. No deja de ser paradójico que regiones tan ricas como son las del Catatumbo, la zona cafetera y las áreas mineras, sean los escenarios del conflicto.
No deja de ser menos grave que la ganancia con esta anarquía es de puntos a la guerrilla. Repetir a cada momento que todos estos movimientos están infiltrados hasta su médula por los terroristas habla muy mal de la inteligencia de nuestras instituciones y destaca la capacidad de organización y convocatoria de la insurgencia. Dolerse de que la revuelta está manipulada por líderes formados e importados por la Farc desde el extranjero no es una explicación y menos una justificación válidas. ¿Por qué no los han judicializado?
Es claro que los grupos campesinos no tienen por qué contar con el suficiente musculo político y financiero para prolongar por más de un mes una asonada como la del Catatumbo.
Los inmensos perjuicios a nuestra economía, el daño a la imagen de país llamativo para la inversión y el consecuente hueco fiscal que dejan los apresurados arreglos de estos conflictos, es un pasivo que se le está sumando a esta administración tan urgida de oxígeno para una eventual reelección. Es hora, doctor Santos, de enmendar la plana o la crisis se le volverá inmanejable.
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Adenda
El desgobierno de Petro brilla con luz propia en todas las dependencias de su Alcaldía. Un botón de muestra: un trámite tan sencillo como renovar las licencias de conducción dura hasta tres días seguidos de largas colas y abusivos y costosos papeleos.