Una gestión de buen gobierno
Cuando el entonces presidente Guillermo León Valencia le recomendó al gestor del SENA, Rodolfo Martínez Tono, a un político sesentón, amigo suyo, para una dirección regional del organismo, éste lo rechazó diciendo: "Si la generación anterior a la nuestra no fue capaz de crear el SENA, mucho menos será capaz de dirigirlo". A doña Bertha de Ospina, al informarle sobre la suerte de un recomendado suyo, se apresuró a manifestarle: "Muy bueno su candidato, pero mejor sería que me recomendara otros cinco, para escoger al mejor".
Cubriendo toda la geografía nacional, dando "un golpe mensual al subdesarrollo", manteniéndose a distancia de todo interés político, Martínez Tono logró el formidable éxito del Servicio Nacional de Aprendizaje, en ésta su época de oro. Sin embargo, su osadía la pagó cara al ser defenestrado por esa clase política que marginó. Desde entonces tuvo que contentarse con observar de lejos cómo los compadrazgos politiqueros marchitaban su querida institución y de qué manera sus nobles objetivos eran ahogados por la corrupción y por la incompetencia. Tuvo que llegar, muchos años después, un laborioso ejecutivo antioqueño, Darío Montoya, para recuperar las décadas perdidas y retomar la senda de la modernidad.
Hoy el SENA está dirigido por Luis Alfonso Hoyos, un joven pero curtido ejecutivo de la cosa pública que ha demostrado tener la misma pasta e idénticos ideales que Martínez Tono. Su independencia de carácter y su amplitud de criterio le han permitido diseñar escenarios de excelencia, para que el SENA siga siendo fundamental en la creación y mantenimiento del empleo productivo. Dirigente del y para el siglo XXI, Hoyos rápidamente ha sabido asimilar el cambio tecnológico y el papel que juegan esas nuevas realidades en la formación del conocimiento y las competencias laborales y como ayer Martínez Tono lo hiciera, hoy él se ha sabido rodear de un equipo de ejecutivos de gran valía y visión global.Todos están convencidos de que para ser competitivos, deben formar recursos humanos con calidad mundial y lo están haciendo en los nuevos centros, por ejemplo, de biotecnología y nanotecnología, que están ya operando, con gran efecto multiplicador. Hoyos sabe que con las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones -TIC-, así como con los tratados de libre comercio, firmados con Norteamérica y Europa, de la mano del SENA, Colombia podrá recorrer con éxito el atajo al desarrollo.
No obstante Hoyos ha cometido un pecado capital imperdonable a los ojos de una clase política sin clase: hacer su tarea sin contar con su visto bueno y con las componendas del clientelismo. Y ahora, como ayer con Martínez Tono, le quieren pasar su cuenta de cobro y también defenestrarlo de sus funciones. Feriar al SENA como botín político dejaría muy mal paradas las pretensiones del presidente Santos, quien ha hecho reales esfuerzos por ser serio y consecuente con las urgencias y las necesidades nacionales. Conociendo el talante reflexivo y ponderado del mandatario y sus compromisos con el futuro del país estamos convencidos de que sabrá sortear las presiones y las emboscadas de los politicastros oportunistas.
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