Nuestro subdesarrollo político
Cuando en nuestros años javerianos cursábamos Estudios Políticos, con el inolvidable Ignacio Restrepo, todas nuestras discusiones giraban en torno de si Colombia era no un país desarrollado políticamente. Y siempre concluíamos que, por gracia de nuestra "indiosincracia" tribal, estaríamos condenados a que mientras nos faltara estatura mental y criterio colectivo, jamás saldríamos de nuestro atraso nacional.
Y es por ello que hoy seguimos en las mismas, con los mismos y en el mismo hueco. Sino ¿qué es lo que está pasando en nuestro país con las diferentes administraciones locales, regionales o nacionales? Y con el acontecer político en general... Analicemos algunos casos para entrar en materia.
Lo que está pasando con la administración de Gustavo Petro da pena ajena, como decimos los bogotanos. El ultimo episodio de las basuras no es sólo la gota que rebosa la copa de la paciencia capitalina, sino la demostración palpable de nuestra imbecilidad en aguantarle sus palos de ciego, nuestra estupidez al votar por él (¡perdónanos Señor!). Y la ceguera de los partidos políticos al permitirle abrirse paso por la calle de en medio, cuando hizo campaña.
¿Qué vamos a hacer con este gran parlamentario que terminó siendo el por alcalde que ha visto no sólo Bogotá sino Colombia entera. Y cómo
los análisis para ser válidos deben ser lo más completos?
¿Que diremos de lo que esta pasando con la administración Santos? Un hombre que nació en el poder y que se preparó para ejercerlo -parece ser que o por las circunstancias o simplemente por su "karma", también anda dando palos de ciego y, por desgracia, no pocos.
Lo que pasó con San Andrés es insólito. La improvisación, la imprevisión y las posturas dubitativas y declaraciones impropias de su
gobierno, nos proyectó un gobernante sin brújula (o mejor, sin sextante) para haber recorrido ese Caribe jurídico embravecido. Otra de sus graves falencias es su manejo parlamentario con una clase política sin clase. Los ejemplos sobran. La abortada reforma a la justicia y las fallidas reformas a la educación y a la salud, por no hablar de los fracasos con las de pensiones y minería. Y qué decir del curso y aprobación de la reforma tributaria, tan cacareada como accidentada.
Pero si por estos lados llueve por los de la oposición no escampa. ¿Cómo calificar el atrabiliario comportamiento del señor expresidente Uribe? Sin ninguna mesura, pero con todo cálculo, nos está dando una lección, esa sí magistral, de cómo no debe comportarse un líder en horas difíciles para su patria. Esto sin hablar de las imposturas de no pocos de sus áulicos. Y del Polo mejor no hablemos porque su ceguera es crónica y sin remedio a la vista. Por todo esto queda claro que nunca hemos merecido tanto el nombre de "Locombia", como solía calificarnos el inolvidable Klim.
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Adenda Uno
<BODY TEXT>Indalecio Lieváno Aguirre solía decir que éramos un país subdesarrollado porque en los desarrollados sólo robaban los ladrones y en el nuestro robaba todo el mundo. Esto a propósito de Interbolsa y de quienes pecaron por acción o por omisión.
Adenda Dos
Pagar casi cinco millones de dólares "a los mejores abogados del mundo" por perder el pleito de San Andrés, no es sólo un oso gigantesco, sino una desvergüenza nacional. Y qué decir de la gratuidad de nuestros negociadores nacionales. ¿Será que ahora les saldremos a deber?