Las fábulas elaboradas por las teorías oníricas han constituido una experiencia dramática. En el Génesis se consigna el episodio de la interpretación que José hace al sueño de Faraón. “Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete, más he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos” (Génesis 41-15). Otro episodio se registra. “Cuando Alejandro Magno emprendió su expedición de conquista llevaba en su sequito a los más reputados onirocriticos…cuando una noche vio en sueño a un sátiro entregado a una danza triunfal…un individuo … lo interpreto como el seguro aviso de una victoria…la interpretación de los sueños sigue siendo cultivada… (Sigmund Freud- Psicoanálisis- Los sueños)
Las teorías enseñadas, acerca de la trasmisión de los impactos emocionales consignados en la inconsciencia del ser humano, sostienen que los sueños no siempre se traducen en versiones oníricas, sino que se localizan en una ilusión emocional, generada por impactos de mensajes subliminales, no inteligibles, pero que estimulan la vinculación masiva como propuesta de salvación existencial. Una lección inconsciente, pero práctica.
La propaganda política, esgrimida en los medios de comunicación de toda índole, es una astucia de sueños que entusiasma a los aficionados, devotos que frustrados por su pesadilla se sublevan y atentan la realidad. Un fenómeno que psicoanalíticamente revela las causas de las aberraciones del paciente y políticamente las de los fanáticos parapolíticos.
Horacio Serpa Uribe, cuando desempeñaba yo la Procuraduría Delegada del Ministerio Público, atendiendo a Virgilio Barco, me ordenó investigar la insurgencia en el Magdalena Medio. La averiguación comprobó asociación de los aliados del narcotráfico (Cartel de Medellín) y directivas administrativas y militares, para arrasar a los grupos revoltosos alzados en armas. En síntesis, soñando la verdad, acredité la existencia del “paramilitarismo”, patrocinado por Jorge Luis Ochoa, sus socios y familiares, entre otras zonas en la “Isla de la fantasía”. Contaban con el apoyo del general Farouk Yanine Díaz y la instrucción del judío Yair Klein. Terminada la indagación sorprendió la renuncia del Procurador Serpa y quien lo reemplazó no admitió la información y exigió mi renuncia.
Estas pesadillas convencieron al pueblo de los méritos de personajes paracos que con el tiempo compitieron con el maestro Horacio y vencieron su candidatura presidencial. Ello por cuanto al electorado inconsciente lo ilusionaron de paz, de una fraternidad que en este territorio no ha existido y mucho menos en el futuro, arruinada como está la paz sembrada por el señor Santos.
“Antes del entrenamiento de Yair Klein éramos simples escopeteros que operábamos a la defensiva. Luego del curso de Klein consolidamos el plan del general Farouk Yanine Díaz (militar fallecido señalado como aliado de los ‘paras’), quien buscaba el aniquilamiento de la subversión y la expansión de las autodefensas en todo el país”, afirmó ‘Vladimir’, Alonso de Jesús Baquero, quien agregó que la orden antioqueña era poner un frente paramilitar en donde hubiese un frente guerrillero y desacreditar al inocente apóstol Serpa Uribe.