A menos de un mes de haberse posesionado Luz Adriana Camargo, la Fiscal de Colombia, dejó muy claro cuáles son sus prioridades: evitar que Nicolás Petro sea juzgado y llevar a juicio y finalmente, encarcelar al expresidente Álvaro Uribe Velez. Misión bien estudiada y planeada en detalle de tiempo atrás, seguramente desde que fue ternada por Gustavo Petro como una de las candidatas para reemplazar a Francisco Barbosa en ese ente investigador.
La rapidez con que la Fiscalía, ahora bajo órdenes de Camargo, llamó a juicio a Uribe, demuestra hasta dónde la medida estaba lista para implementarse en el menor tiempo posible luego de ser elegida la nueva fiscal. Me atrevería a decir, casi con certeza, que esta medida hubiera sido implementada por cualquiera de las tres candidatas ternadas, pues las tres son personas de contundente inclinación izquierdista, odio acérrimo contra Uribe y una gran cercanía con Petro, gran enemigo del expresidente desde hace mucho y contra quien ha lanzado toda clase de acusaciones personales, contra su familia, su gobierno y sus múltiples éxitos contra los alzados en armas, amigos naturales de Petro.
No en vano la eufórica reacción de la gallada de los izquierdistas criollos, a quienes vimos, luego del llamado a juicio de Uribe, abrazándose y, materialmente, dando brincos de felicidad, como si supieran que luego de tal actuación de la Fiscalía, la condena de Uribe es un “hecho cumplido”. De hecho, ya lo ven tras las rejas.
Conociendo cómo funcionan los gobiernos comunistoides con alma dictatorial, igualitos al de Petro, desgraciadamente, esto no está lejos de ser cierto. La rapidez de los hechos es una muestra contundente de la importancia que le dio la nueva fiscal al tema de Uribe. Primero, para impedir que se venzan los términos del caso y sea imposible su encarcelación y, segundo, con la intención de sorprender al pueblo y a los más alertas defensores del expresidente.
La misión no es saber la verdad, como pretenden hacernos creer. Ya múltiples veces la verdad ha sido oída por múltiples jueces, en otras estancias. La intención real es destruir al expresidente Uribe Velez, como sea, propinando así un duro golpe a los defensores de la democracia, a los enemigos del comunismo, del narco tráfico y otros alzados en armas, quienes hoy se multiplican en Colombia, como en los peores tiempos de nuestra historia.
Nadie, con un centímetro de inteligencia, puede negar que vamos rumbo a ser otra Cuba, cada día más pobre y abusada, rumbo a ser una segunda Venezuela, copiando su desgracia con papel carbón, a velocidades inimaginables. La destrucción de nuestra democracia es un hecho y sucederá mucho más rápido de como sucedió en el país vecino.
Constituyente Impuesta, anulación del Congreso, de la Corte Suprema, del Ejército, expropiación de todo lo posible, estatización de la salud, las pensiones y la educación, toma y destrucción de las corporaciones más importantes como Ecopetrol, anulación de todos los enemigos posibles, como el pueblo antioqueño, los bogotanos, los caleños, que votaron en su contra, y la pensante y valiente clase media, además, naturalmente, la aniquilación de líderes importantes como el expresidente Álvaro Uribe, además de la aberrante y sistemática división del pueblo.
Así lo han hecho los comunistas del mundo. Así lo está haciendo Petro.