Nadie puede llamarse a engaño, y mucho menos quienes alborozadamente acudieron “emberracados” a las urnas para llevar el Centro Democrático al poder. Los timaron, los desorientaron y les dibujaron los otros partidos o movimientos como pandillas de comunistas de extrema izquierda. Macartismo a la colombiana.
Solo después del “ojo afuera” se han ido enterando de lo que ya se nos vino encima. Durante la campaña se advirtió, clara y contundentemente, que la paz no iría más, que era impunidad, que iba contra todos los principios, que Santos le había regalado el país a las Farc, que seríamos otra Venezuela. Y todas las promesas -las malas- se han ido cumpliendo: la paz agoniza, no se han cumplido los acuerdos, e inclusive ya somos Venezuela.
El uribismo aprovecha todas las oportunidades para cerrar cualquier posibilidad de que ese 98% de exguerrilleros sigan en paz, sin armas y con firmes propósitos de convivencia y productividad, a pesar de las dificultades que deben superar para sacar sus productos a los mercados. Claro que Santrich y Márquez dieron con torpeza “papaya” al violar los acuerdos, pero estos “marquetalios” son un simple 2 por ciento, estimulado por Maduro, según las cifras oficiales.
Entre tanto aquello de restaurar las tierras sigue recibiendo torpedos que buscan convertir en normas, leyes, resoluciones y decretos para impedir que se cumpla ese acuerdo.
La paz no puede detenerse, no puede rendirse, no puede impedir la tranquilidad, la democracia, la igualdad y el equilibrio económico de este paciente pueblo engañado. El Presidente Duque expresa su propósito de defender los acuerdos, lo pregona y trata de actuar con firmeza, pero Uribe y sus huestes se atraviesan con ferocidad para resguardar y preservar lo que obtuvieron con el apoyo del paramilitarismo y la nefasta seguridad democrática.
Estamos regresando al pasado y sin Noticias Uno y otros medios que están en “capilla”. Durante la campaña, se advirtió claramente que el contrato del Canal Uno sería “revisado”. Se injurió a las directivas de Noticias Uno, y se amenazó a sus periodistas, a quienes se calumnió para esconder la verdad e impedir las investigaciones que ese medio con valentía e independencia realizaba.
Se esperaba que le dieran una tregua y que respetaran la libertad de expresión, madre de la democracia, pero se vinieron con toda y obligan a los socios mayoritarios a cerrar el medio, dizque por cuestiones económicas. En el periodismo nadie duda que ahí está metida la mano dura de Uribe, quien no perdona que Coronell lo haya llevado a los estrados judiciales.
Ya los medios, todos los sectores y quienes no se “emberraquen” para defender al uribismo, están notificados: lo que se prometió en la campaña se cumplirá. Adiós sagrada democracia.
BLANCO: “Señores pasajeros de Avianca: favor asegurar su cinturón…” Así se paseaba por el mundo Julio César Luna, quien recibe un merecido homenaje del Círculo Colombiano de Artistas. Felicitaciones.
NEGRO: Con cuestionada prima a los trabajadores quiere el senador Uribe destruir las Cajas de Compensación. Otra genialidad.