Ha pasado casi un año desde que Mariano Rajoy para terminó su primera presidencia, la cual consiguió el Partido Popular con una mayoría absoluta de escaños en 2011. Así las cosas, ha pasado casi un año desde las duodécimas elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 en las que el Partido Popular no revalidó la mayoría absoluta y, por consiguiente, no hubo lugar a una elección presidencial. Pero no han sido sólo unas sino dos las elecciones generales que han intentado encontrar la mayoría necesaria para elegir gobierno y poder designar un candidato por partido o por coalición entre partidos, como en el caso del Partido Popular y Ciudadanos bajo la batuta de su presidente Albert Rivera.
Tras someterse a una segunda ronda de investidura, Mariano Rajoy logró una mayoría simple en segunda ronda, gracias a la abstención de algunos y los votos favorables de otros. Para ello, fue necesario que el exsecretario general del Partido Socialista Obrero Español –PSOE-, Pedro Sánchez, hubiera dado un paso al lado, no sin antes haber causado con su actitud personalista y egoísta con España, un gran mal a su país y porque no decir a su propio partido que tuvo que ser expuesto y vivir una jornada dramática que causo incomodidad entre los varones y división entre sus miembros. Puso así mismo proyectos y decisiones que había que adoptar en congelador por falta de un gobierno en propiedad. Su partido tuvo que activar el mecanismo del Comité Federal para acabar con el vacío de la dimisión del señor Sánchez y dar paso a lo que fue la posición del partido de abstenerse en la investidura del presidente de gobierno, permitiendo de esta forma que Mariano Rajoy alcanzara los votos necesarios para acceder al gobierno. No obstante, el día de la votación en el Congreso de los Diputados, algunos miembros del PSOE se alejaron de la directiva y faltando a la disciplina de voto, emitieron su voto en contra de la candidatura del líder del PP.
Ahora bien, comienza esta nueva legislatura el gobierno, en un camino lleno de obstáculos y dificultades al no contar con unas mayorías reales que le permita gobernar con autonomía e independencia. El trabajo político por venir es muy grande para sacar adelante los temas que permitan viabilizar las acciones adecuadas, cuando además las dificultades económicas y fiscales que se viven en Europa no son nada sencillas y España ya las estaba sobrepasando.
A esto se suma la reciente noticia de la elección de nuevo Presidente en los Estados Unidos que supone un nuevo desafío y no deja indiferente a nadie tanto en política internacional como económica.