El país de regiones que es Colombia no ha creado instituciones que expresen esa realidad. La Costa Caribe lo ha intentado en múltiples ocasiones pero las fuerzas centralistas o las rivalidades internas se han concitado para torpedearlas. La más reciente y sonora, el Voto Caribe, fue ignorada en la LOOT ante el silencio medroso de los capitanes caribeños. Se dio el típico vacío de liderazgo.
Es hora que el Estado reconozca la dimensión territorial de las desigualdades. Un estudioso serio y constante de ese tema, Adolfo Meisel Roca, nos hizo conocer recientemente un ensayo titulado El liderazgo y el futuro del caribe colombiano. “Hay un déficit de liderazgo costeño en la dirección de Colombia” es la premisa principal. Enseguida explica “los principales factores que pueden estar contribuyendo al escaso liderazgo costeño en el manejo del estado central colombiano”, los que intentaré resumir.
Factores: Estructura Económica y Social, donde se muestra que en las zonas rurales de la región Caribe están los más elevados índices de pobreza y miseria en Colombia; Estructura Territorial, el proceso de departamentalización, que se dio desde comienzos del siglo XX, debilitó a la región frente al centro del país, Antioquia y Valle del Cauca; Debilidad de la Tecnocracia Costeña, aquí se describe la imposibilidad de los costeños de acceder a lo que he llamado El Priorato de San Agustín. Meisel da el siguiente informe: de los 498 becados por el Banco de la República para estudios en el exterior, en 35 años, no hay ninguno que haya hecho pregrado en una universidad caribeña; Falta de Legitimidad de la Dirigencia Política del Caribe. Los estereotipos sobre los costeños y el rol de la corrupción han dado lugar a un pacto perverso, mediante el cual los políticos del centro dominan el ejecutivo nacional pero entregan los feudos regionales; El Modelo de Desarrollo Económico, que sigue caracterizándose por las barreras arancelarias; Ausencia de Vocación de Poder en la Esfera Nacional de la Dirigencia Costeña. Presenta Meisel la lista de los 20 aspirantes a la Presidencia (2018 – 2022) entre los cuales no se asoma un costeño.
En las conclusiones se resalta “la triste contradicción de la región Caribe entre su enorme peso electoral con la que define Presidentes y elige Congresistas y su debilidad para convertir esa influencia en poder político para participar en la conducción del gobierno central.”
Al final, Meisel propone una “nueva institucionalidad no burocrática”, Procaribe, a semejanza de Proantioquia. Hay que brindarle todo el apoyo a esta idea y convertirla en objetivo fundamental de toda la dirigencia costeña. Y hacerlo con pasión.
La pasión es una de las cualidades del liderazgo, a decir de Weber, citado en el ensayo. Pues bien, la pasión ha desaparecido de la lucha por la Costa Caribe. Esa pasión que estalló en los Foros de Costa en los años 80´s. La pasión que desapareció para hacer la Urra de 1.200 megavatios. La pasión que se necesita para evitar el enanismo al que se conduce el Plan de Acción para la Reducción del Riesgo de Inundación y la Adaptación al Cambio Climático en la Región de la Mojana. La pasión serena con que escribió su ensayo Adolfo Meisel Roca.