“El Ejecutivo no debe aplaudir informalidad económica”
Los últimos cinco años han sido de auge agresivo en lo que llamaría economía colombiana de garaje.
Hay garajes por doquier y eso no puede confundirse con lo artesanal o folklórico.
Basta salir por regiones, ciudades, pueblos y caminos para apreciar la cantidad casi multicultural del país en estado garaje.
Parte de la mentalidad conformista hace que los garajes hagan parte de nuestro entorno.
Una gran participación del turismo en el país tiene pina y fachada de garaje.
Agencias de viajes, aerolíneas, promotoras de turismo, transporte por carretera y planes de esparcimiento, llevan un alto de ese componente que nos identifica.
Salir por precarias, obsoletas y costosas vías es sentir a lado y lado el paseo de ollas, los restaurantes y hospedajes de segunda y de tercera. Puros garajes a la vista.
Si se viaja en avión, en varios aeropuertos regionales, zonas de comida son meros garajes.
Y no se puede ignorar la gastronomía en varias zonas del país donde se abusa de precios y calidad. Son remedos de restaurantes o mall de comidas mal atendidos, que más parecen garajes o locales abandonados.
Cuestión de mentalidad o estado de ánimo. Lo que cuenta es que debemos sacudirnos de semejante resignación e innovar, dar el salto a la modernidad.
La economía no puede soportar parte de su crecimiento en un turismo menguado e insuficiente. Es preciso modernizar la industria turística, sacándola del confort en que ha estado por décadas y ponerla a trabajar en grande.
El turismo ecológico, el de la naturaleza, el que nos convoca la economía naranja, el de los parques temáticos, el de nuestra fauna y flora diversas, no puede estar más en el garaje.
La industria de la comida y las bebidas, la de los bares y restaurantes, los estaderos y expendios en regiones turísticas, no puede seguir guardada en el viejo garaje.
Hay que reinventar la forma de expandir nuestros negocios con puro sentido común.
El Gobierno no debe ser tan conformista y asumir que muchas cosas que van mal o no marchan, andan bien.
El Ejecutivo no debe aplaudir tanta informalidad económica.
Lo que debe hacerse es darle un impulso a la modernización de varios sectores que van a paso de mula y sobreviven como tal.
Si no hay lugares amables para turistas locales y extranjeros, si los vendedores abusan de los precios al consumidor, si no hay atención amable a la colombiana, muy difícil que mejoremos.
Si no reconstruimos o hacemos nuevos terminales de transporte aéreo y terrestre, que hoy parecen plazas de mercado municipales, no vamos a animar al viajero ni al comprador.
No debemos asumir los desafíos con el complejo del que cree no poder hacerlo.
Es necesario salir del garaje en que hemos estado dormidos y cambiarle rápido la cara a nuestras carreteras y aeropuertos.
Y una reflexión: las principales vías nacionales, día y noche, festivos o no, están abandonadas. No hace presencia la Policía de Carreteras. Es una Policía pasiva.