Chile dijo no a la nueva Constitución propuesta por el gobierno Boric. La causa de haber perdido el referéndum fue la ideologización del contenido de la propuesta que aterró al 62% los electores, quienes entendieron que dicha carta iba dirigida a la expansión del modelo socialista que atenta contra el libre desarrollo del país, orientando hacia el control del Estado en los más importantes aspectos de la vida, como la propiedad privada, la educación, la libre empresa, además poniendo en manos del ejecutivo los diferentes organismos de control y demás aspectos que en vez de permitir el avance del país, lo llevaban hacia esos modelos ideológicos fracasados como Cuba, Venezuela y Nicaragua entre otras.
Al sufrir este fracaso tanto el gobierno como los partidarios del presidente, empezaron a regar la idea que era el regreso del pinochetismo, puesto que la Constitución actual parte de la de 1980, promulgada en el gobierno de facto del general Augusto Pinochet, quien ajustó dicho país después de la debacle del nefasto gobierno de Salvador Allende, que en pocos años estaba llevando a Chile a la miseria.
Pinochet enderezó muchas cosas, en especial el crecimiento económico llegando a ser el más alto del continente, también la seguridad y demás aspectos que lo calificaron como “El milagro chileno”, pero a su vez acabando la democracia, restringiendo los partidos políticos, violando los derechos humanos y otros defectos más, como suelen hacer todos los dictadores cual sea su orientación ideológica de derecha o izquierda.
De ahí que ideologizar una Constitución es el peor mal que se le pueda dar a una nación. Si bien es cierto que una carta constitucional debe contener principios y valores sociales, económicos y de seguridad de la democracia, llevarla hacia los principios socialistas es perverso y eso lo entendió el pueblo chileno en esta reciente elección, donde rechazaron ese contenido propuesto por el presidente Boric, un ideólogo comunista, improvisado, sin experiencia de gobierno y menos de tener la capacidad de conducir un país como Chile.
Pero aparte de ese hecho, la lección que le queda al continente es que, por tener fatiga política, se aventuran en candidatos improvisados, demagogos, con influencia de modelos socialistas que a ningún país del mundo le han servido, donde solo les ha traído dolor, desempleo, atraso, hambre y pobreza.
A mi criterio, Boric no va a durar mucho y la muestra ha sido ese fracaso. El pueblo ha reaccionado y le dijo claramente que “por ahí no es la cosa”. Pero ese hombre, como todos los del mismo corte, son tenaces con sus ideas y va a buscar vía Congreso su aprobación, algo parecido con el referendo colombiano de la paz a quien el pueblo dijo no y, sin embargo, vía Parlamento, Santos lo sacó siendo otro fracaso.
Ojalá el nuevo gobierno colombiano vea esos espejos, para no entrar en caminos oscuros sin salida y que los partidos políticos que lo acompañan no se conviertan en corresponsables de algo que se pueda venir y lleve a este país a caminos insondables.