Técnica y efectivamente el Presidente Duque completa algo más de la mitad de su tiempo de gobierno y tiene todavía un período importante para mostrar su ímpetu y resultados; sin embargo, el calentamiento de motores de las elecciones de 2022, esta vez sin la connotación de la reelección, pareciera estrechar sus posibilidades.
Es una exigencia palpable, en el futuro cercano, el manejo de los picos que vienen de la pandemia como también lo serán la eficacia en los procesos de vacunación y las esperanzas en la reactivación económica. Cuestiones que como en el caso de Trump, saldrán a relucir como una vara de medida en la contienda y el debate.
Las preguntas son ¿Qué nos espera en el 2021, un año típicamente prelectoral? ¿Cómo puede un gobernante sacar adelante todo lo que falta y trabajar con la corriente en contravía, con una oposición que sacará propuestas del gusto popular, con un legislativo que bajará la marcha a finales del año por empezar la correría política y nivelar los vientos en contra?
El año preelectoral tiene de bueno eso: para el gobernante y sus aliados defender una visión de país y para la oposición plantear la diferente. En el medio estarán el gobierno y los congresistas en el intento de mostrar y terminar ciclos de promesas por cumplir.
El 2021 como tal será un año para reconocer falencias, corregir y proyectar alcances. Una respuesta obligada serán las reformas estructurales y no tímidas que se quisieron realizar. De hecho, el Proyecto Colombia Visión 2022 o el llamado de atención Ojo con el 22, imponen una respuesta sobre los cambios y políticas que se quieren mantener.
Según las recientes encuestas de Guarumo y el Centro Nacional de Consultoría -que señalan una aprobación del 60% de la ciudadanía al gobierno del Presidente Duque frente al manejo de la crisis de la pandemia- le antecede como prioridad del país la obtención de la vacuna y la inmunización frente al covid-19 y le siguen en orden la reactivación económica, la generación de empleo, la protección de los líderes sociales, la generación de oportunidades para los jóvenes, las medidas para el control continuado de la pandemia y el proceso de paz.
El 2021, con sus precisiones de año preelectoral, de control a la pandemia del covid-19 y de esperanza al final túnel, deberá ser un año atrevido en reformas estructurales, en esas que cuesta trabajo abordar y que acojan dichas prioridades, que como tales alteren la esencia o los cimientos de ese algo que impide lograr cambios reales. Reformar ciertas estructuras puede imprimir, de verdad, la visión de país que queremos abordar. Responder a cuándo vamos a ser un país fuertemente exportador o eficaz en la justicia, son un ejemplo.
El foco y la voluntad pueden hacer del 2021 un año mucho más que preelectoral o de fuertes cambios por lo mismo, y como tal superior al covid-19 y abrigador de la esperanza. ¡Feliz Año!
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI