El pasado jueves se celebró nuevamente en Colombia, el día del árbol; la fecha que se viene conmemorando hace ya 79 años, según decreto1313 de 1942, que hace remembranza del 29 de abril de 1813, día en que Don Antonio Nariño plantó el árbol de la libertad en la ciudad de Santa fe de Bogotá. Pasó la fecha en medio de un caos total por los desórdenes generados a lo largo y ancho del país, en un abuso de la misma libertad que significaba aquel árbol.
Como muchas otras celebraciones y conmemoraciones, se escriben textos y se pronuncian discursos sobre el tema, pero no se ven acciones que tiendan a mejorar el oscuro panorama de la deforestación en Colombia y en el planeta; y no me refiero a que no se hagan unas u otras campañas de siembra y reforestación, me refiero a que la falta de autoridad en los entes ambientales y a la permisividad de los mismos y a que por este motivo nos seguimos encontrando entre los 8 países con mayor deforestación del planeta y como uno de los 4 con mayor deforestación en América.
A manera de ilustración, podemos decir que durante el año 2019 se perdió en el planeta una cobertura forestal equivalente a una cancha de fútbol cada 6 segundos, es decir alrededor de 10 canchas de fútbol por minuto; quizá no suene mucho, pero para dimensionarlo adecuadamente deberíamos saber que durante todo el año 2019 se perdió una cobertura forestal igual a cinco millones doscientas cincuenta y seis mil canchas de fútbol.
Cálculos estimados en diversas tesis de varias Universidades, calculan que hoy existe menos de un 45% de la cobertura forestal que existía en Colombia para la siembra del árbol por parte de Don Antonio Nariño; dato que se agrava si se tiene en cuenta que mucha de esa deforestación se concentran en zonas de alto valor estratégico para el patrimonio ambiental del país, tales como; la Orinoquía, la Amazonía, el Choco biogeográfico, y varios ecosistemas de páramo y de serranías como la de San Lucas.
Las causas son muchas y variadas, entre ellas se pueden mencionar: la siembra de cultivos ilícitos, la minería ilegal, el movimiento incontrolado de la frontera agrícola y ganadera, la explotación maderera ilegal y la sobreexplotación del mal llamado “ecoturismo”. La mayoría de estas causas pudieran ser combatidas con una dosis de autoridad y con un buen control del territorio de parte de los entes ambientales.
Un colombiano promedio, suponiendo que no se continúe deforestando, debería sembrar 36 árboles al año simplemente para compensar el daño que genera al planeta. ¿Cuántos ha sembrado usted?
@alvaro080255